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Operaciones especiales de los U-Boot en la Primera Guerra Mundial.

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Operaciones especiales de los U-Boot en la Primera Guerra Mundial
Arriba: El U-22 junto con otros compañeros abarloados en su base de Kiel.
 

Operaciones especiales de los U-Boot en la Primera Guerra Mundial

Alemania fomentaba siempre cualquier rebelión de orden interno que pudiese debilitar el poder de la Gran Bretaña. Una de las actuaciones germanas, mas bien política, tuvo como objetivo el canal de Suez, concretamente el de conseguir su obstrucción. Fue una labor más política que guerrera, tendente a enemistar a las poblaciones musulmanas contra los ingleses, lo que hubiera reportado múltiples ventajas. Otro foco de atención teutón lo constituyó Irlanda.

 
La insurrección irlandesa

Alemania fomentaba siempre cualquier rebelión de orden interno que pudiese debilitar el poder de la Gran Bretaña. Una de las actuaciones germanas, mas bien política, tuvo como objetivo el canal de Suez, concretamente el de conseguir su obstrucción. Fue una labor más política que guerrera, tendente a enemistar a las poblaciones musulmanas contra los ingleses, lo que hubiera reportado múltiples ventajas. Otro foco de atención teutón lo constituyó Irlanda. Cuando los irlandeses parecían dispuestos a recabar la independencia, Alemania estuvo alerta y desde septiembre de 1914 intrigó cerca de los Jefes del movimiento, por mediación de su Embajada en los Estados Unidos. El oficial de Marina alemán, Carl Hans Lody, fusilado por espionaje, fue detenido en Irlanda el 2 de octubre de 1914. En noviembre sir Roger Casement llegaba a Berlín con un plan completo para atacar a Inglaterra, al amparo de un levantamiento en Irlanda.
En la primavera de 1916, una gran cantidad de fusiles, ametralladoras, municiones y explosivos serían desembarcados en la costa occidental de Irlanda, en la bahía de Tralee y el muelle Fenit para armar a los "sinnfeiners" por obra de los alemanes, quienes además de suministrar todo el material citado se comprometían a llevarlo. En los Estados Unidos se reclutaba en tanto una milicia irlandesa dispuesta a luchar por la libertad de su Patria. El 12 de abril de 1916, Casement, jefe de la conspiración antibritánica, salía de Kiel en el submarino U-22 y desembarcaba en la costa de Kerry el viernes santo, 21; el lunes de Pascua, estallaba la insurrección en Dublín. Los buques de vigilancia estaban advertidos de la posibilidad del desembarco de armas, a partir del 17 de marzo.
Un vapor de 1.228 toneladas, antiguo barco inglés apresado por los alemanes en uno de sus puertos y antaño perteneciente a la Wilson Line, el “Castro” (1) fue elegido para llevar el armamento y el mando confiado al teniente de navío de la reserva Carlos Spindler, antiguo oficial en los correos del Lloyd Norte Alemán; dos oficiales y diecinueve hombres de los barcos de patrulla de Wilhelmshaven formaron la tripulación. Se le disfrazó convenientemente de vapor noruego, con la bandera pintada en los costados, se le dio el nombre de “Aud” por existir uno de gran semejanza con él y de este nombre se le proveyó de documentación falsa para burlar los registros posibles -y probables- por parte de los ingleses y en Lübeck embarcó provisiones para seis meses, carbón para cuarenta y cinco días de navegación y las armas y municiones, que fueron disimula- das bajo un cargamento de madera.
Todo se preparó minuciosamente, incluso los certificados sanitarios de los tripulantes, con las armas noruegas en todos ellos. El domingo 6 de abril, mientras repicaban las campanas en fiesta, salía al amanecer para su misterioso destino. El “Aud” llegó al mar del Norte y fue hasta el círculo polar para burlar el bloqueo; una vez un crucero auxiliar la siguió por espacio de unas horas a distancia de apenas trescientos metros; Spindler no pensó nunca que su viaje era conocido y que no querían contarlo los ingleses hasta que llegase a su destino, a fin de comprobar que transportaba armas y municiones para los rebeldes, conforme hubo de declarar el almirante Hall, jefe del servicio secreto de la Marina británica. Muy mal tiempo le sorprendió en su viaje hacia el Sur, y en las inmediaciones del islote Rockall, ese nido de gaviotas que es un peligro para los navegantes, alcanzó su peor cariz. Finalmente, el 20 de abril, arrojando por la borda la mayor parte de la madera que estorbaba para las operaciones de descarga, llegaba delante de Inishtooskert, isla situada en la parte Nordeste de la bahía de Tralee, punto designado para reunirse con el U-22 y Casement. Esperó inútilmente, hizo señales luminosas, rondó por las inmediaciones; nada apareció hasta que el 21, poco después de la medianoche, dejo caer el ancla en Inishtooskert. (1) Rebautizado Libau, al ser capturado
Un pesquero armado, el “Setter II”, vino a él y la registró; pero el comandante, un patrón de pesca movilizado, no hizo sino una requisa rápida y no encontró nada; acaso el buen whiskey de Spindler le hizo ser benévolo. El “Aud”, dando por perdida la partida, levó el ancla y puso la proa al Suroeste. El cañonero “Bluebeu” lo registró a su vez y entonces la captura fue inevitable; no encontraron nada, pero el Bluebeu decidió llevarlo a Queenstown para proceder a una investigación detenida. Ya cerca del puerto, en la mañana de Pascua, 23 de abril, los ingleses vieron que el “Aud” paraba sus máquinas y sus tripulantes arriaban los botes y se embarcaban en ellos.
El “Aud” hizo explosión y se fue a pique. La mala suerte había pesado sobre él; el U-22había entrado en la bahía de Tralee cuando estaba el “Aud” y tomándolo por un barco enemigo huyó. Casement desembarcó, fue capturado, y condenado a muerte y ejecutado con los procedimientos expeditivos ingleses. En cuanto a Spindler fue hecho prisionero y hubo de sufrir todo género de vejaciones en la prisión y el consejo de guerra al que fue sometido, pese a sus demostraciones de que era un oficial en servicio activo. Enviado a campos de concentración primero ya la cárcel más tarde, soÍo el armisticio lo libró de las consecuencias de tan desdichada expedición. y la rebelión fracasó por falta de medios...
 
Acarreando armas y municiones

Con la apertura de un nuevo frente en los Dardanelos, el Imperio Otomano se vio involucrado directamente en la contienda al lado de Alemania contra la Entente Cordiale. Los sumergibles alemanes fueron pronto requeridos en aquel teatro, no solamente para nivelar la balanza en cuanto a dominio marítimo, que era aplastante a favor de Gran Bretaña y Francia, sino también para transportar armas y municiones para los mal equipados soldados turcos. Las primeras misiones de este tipo fueron llevadas a cabo en Mayo de 1915 desde Pola por los sumergibles UB-3, UB-7 y UB-8, con el fin de atacar después el tráfico aliado frente a Gallipoll, si bien el primero se perdió en el Egeo alrededor del 23 del mismo mes frente a Smyrna, bien por accidente o tras chocar con una mina.
Al igual que en Irlanda y Arabia, los germanos trataron de enemistar a las tribus bereberes de Libia contra los italianos en el Norte de Africa, para lo cual contaron con el concurso de los Unterseeboote. Con este fin se llevaron a cabo numerosos viajes con el fin de proporcionar armas y municiones a estas tribus. Así, en Diciembre de 1915 los U-38 y UC-12 realizaron un viaje a estas costas, desembarcando municiones para los rebeldes libios, y en Julio del año siguiente el U-39 desembarcaba también municiones y ocho militares turcos con el fin de adiestrar a estas tribus en el manejo de armas y guerra de guerrillas. Especialmente interesante fue la misión asignada al U-38, que tuvo que navegar hasta Bodrum, en el Golfo de Xeros con el fin de embarcar allí a varios militares turco con objeto de desembarcarlos en Bardia, donde iban a ayudar a fomentar una revuelta de las tribus Senussi.
 
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El teniente de navío Max Valentiner, que realizó varias operaciones especiales en la Gran Guerra.

Esta guerra partisana en el Norte de Africa tuvo ocupados, como puede comprobarse, a los germanos durante un par de años, en operaciones denominadas “Cloak and Dagger” (Operaciones clandestinas) en las que tuvo lugar un auténtico servicio de ferry con algunos viajes sorprendentes, como el realizado por el teniente de navío (después capitán de corbeta) Kophamel en el U-35, que en una ocasión regresó a Pola con un regalo para el Kaiser de un devoto admirador Senussi; nada más y nada menos que dos camellos. El como consiguieron alojar los dos animales a bordo del sumergible y aplacar el nerviosismo de las bestias nunca se ha desvelado, pero el hecho es que el olor pestilente de los tripulantes del sumergible fue pronto motivo de mofa en la base de Pola, hasta el punto que compañeros de otros sumergibles se negaron a compartir mesa con sus compañeros del U-35.
Otro caso muy similar fue el del UC-78 del teniente de navío Kukat, que realizó otro viaje al Norte de Africa con lingotes de oro para sufragar los gastos de la insurrección de la tribu Sheik contra los italianos en Trípoli. El jefe de esta tribu, eternamente agradecido, regaló a Kukat otros dos jóvenes camellos, que fueron igualmente embarcados en el sumergible. Probablemente Kukat no quería para su tripulación los mismos problemas que habían surgido en la del U-35, por lo que transportó a los animales en el compartimiento para las minas, siendo después exhibidos en el Parque Zoológico de Pola.
 

Otra operación secreta

El U-38 fue especialmente adicto a operaciones de este tipo, pues en Agosto de 1915 llevó a cabo otra “operación especial”, si bien diferente de las tratadas anteriormente. Así, el 4 de Agosto de 1915 este sumergible, al mando del teniente de navío (luego capitán de corbeta) Max Valentiner, zarpaba de su base de Heligoland para una misión en las costas occidentales inglesas. La misión que constaba en su “hoja de operaciones” era la de recoger entre el 14 y el 16 de Agosto en el Mar de Irlanda, próximo al cabo Great Ormes Head, al Norte de Gales, a tres oficiales alemanes del U-18, entre ellos el teniente de navío von Heining, y que habían sido capturados por los ingleses en Noviembre de 1914 tras ser abordado por un destructor inglés cuando se encontraba en la base de Scapa Flow. Habían conseguido comunicar con el mando germano, indicando que tratarían de evadirse en dichas fechas de un campo de concentración próximo.
No obstante, Valentine era hombre precavido, pues muy bien podía tratarse de una encerrona con el fin de hundir al sumergible, pero el hecho fue que las señales efectuadas desde el sumergible alemán a la costa en la primera noche no fueron correspondidas desde esta, y, tras treinta minutos de espera el sumergible se retiró en inmersión a aguas más profundas en espera de la noche del día siguiente. La operación se repitió, también sin éxito la noche siguiente. Después se conocería la razón. No había sido ninguna encerrona, sino que se había producido un malentendido, pues von Heining y sus hombres, ateridos de frío, habían permanecido dos días en la cala en cuestión señalando al submarino germano su presencia, solo que el sumergible se encontraba frente a una cala contigua, a menos de una milla de la de von Henning, no pudiendo ver cada uno las señales del otro debido a la presencia de un promontorio entre ambas calas.
 

Operaciones más normales

Hacia la una de la mañana del domingo 9 de Julio de 1916 un práctico norteamericano de Virginia Capes abordaba a un extraño buque. Era, ni más ni menos que un submarino alemán, un buque de 1.500 toneladas construido según las mismas especificaciones que los U-Boote de la Kriegsmarine, aunque sin tubos lanzatorpedos ni cañones. En vez de estos, llevaba una ancha bodega capaz de alojar un considerable cargamento, convirtiéndose así en el primer submarino mercante alemán. Con un cargamento compuestos por piedras preciosas, colorantes y productos químicos con destino a los Estados Unidos, iba a demostrar que el bloqueo aliado a Alemania podía ser burlado con total impunidad.
La llegada del Deutschland a Baltimore la mañana siguiente despertó un profundo interés, ya que se había extendido el alarmante rumor de que una flota de submarinos germanos había llegado a aquellas aguas. La prensa quedó fascinada poco después al entrevistar a teniente de navío Konig y sus hombres, sobre todo cuando el comandante germano adornó el relato de su viaje con historias sobre la escapada a través del Canal de la Mancha en inmersión con cruceros enemigos acechándole continuamente y cruzando sobre su buque continuamente mientras su buque permanecía en silencio posado sobre el fondo. Relataba también que él y sus hombres descorcharon botellas de champagne mientras escuchaban a “Peer Gynt” en el gramófono, si bien la influencia de Julio Verne es destacable cuando relataba que había visto los peces nadando en el mar azul a través de un portillo del buque.
De hecho, el Deutschland había zarpado de Bremen el 14 de Junio y se había dirigido hacia al Orcadas, circunnavegándolas, evitando así el afrontar el riesgo que suponían las obstrucciones y minas del Paso de Dover. De hecho, la mayor parte del viaje la había realizado navegando en superficie, y los únicos tramos que navegó en inmersión fueron de unas 90 millas a través del Mar del Norte, y a la llegada a Virginia Capes. Tampoco era el primer viaje trasatlántico de un sumergible, ya que el año anterior diez sumergibles británicos más pequeños habían cruzado el charco navegando de Montreal a la Gran Bretaña.
 
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El submarino mercante germano Deutschland y su comandante, el teniente de navío König
La llegada del Deutschland causó una seria preocupación en el Ministerio de asuntos Exteriores norteamericano, ya que el buque germano no podía considerarse como buque de guerra, sino como mercante, aunque, eso sí, de un país beligerante. Incluso había detrás de él una compañía comercial, la Deutsche Ozean Reederei Gmbh., financiada por Alfred Lohmann, quien había persuadido a los bancos Deutsche Bank y Norddeutscher Lloyd para respaldar su proyecto de construcción de dos submarinos mercantes en los astilleros de Krupp en Octubre de 1915. La testarudez de Lohmann convenció a sus socios de que el bloqueo británico podía ser burlado por una flota de sumergibles que podrían llevar cada uno unas 750 toneladas de carga, y regresar con productos muy necesitados por la industria germana debido al bloqueo, como caucho y metales raros. De hecho, un proyecto similar ya había sido diseñado por una de las industrias del grupo Krupp, y solo había que modificarlo en los astilleros Germania Yard. De esta manera se había plasmado su proyecto, y el 2 de Agosto el Deutschland se hacía de nuevo a la mar desde Baltimore, escoltado por un destructor de la U.S Navy. En su bodega albergaba ahora 369 toneladas de caucho, 346 de niquel y 83 de estaño, con un valor de más de un millón de dolares. Si el valor económico del viaje era notable, el político no tenía precio. Los aliados habían sido burlados y humillados, y, además, el gobierno norteamericano había desestimado sus continuas quejas sobre el “carácter eminentemente ofensivo del viaje”. Además, los periódicos americanos habían visto con simpatía la incursión germana, tratando a Koenig y a sus hombres como auténtica celebridades, lo que tampoco ayudaba a la causa aliada. La Embajada alemana había tenido también el buen tacto de invitar a numerosos dignatarios americanos, incluido el afamado ingeniero naval y especialista en submarinos Simón Lake, a visitar el buque en Baltimore. Todos quedaron impresionados, e incluso un empresario se ofreció a pagar 50.000 $ porun ticket para el viaje de regreso a Alemania. No obstante, esta “Luna de Miel” no duró mucho, pues el segundo submarino mercante, el Bremen, nunca llegó. Su suerte es un misterio, ya que se especula con su posible abordaje al Norte de las Orcadas por uno de los grandes trasatlánticos armados del escuadrón de bloqueo o Patrulla del Mar del Norte, o bien del choque con alguna mina. Al mismo tiempo, en Septiembre de 1916 el U-53, al mando del Teniente de navío Rose fue enviado a aguas americanas con el fin de seguir explotando la burla del bloqueo británico y vengar así al Bremen, aunque en realidad trataba de demostrar que los submarinos de combate podían emular al Deutscland. Con el buque atestado de provisiones e incluso algunos tanques de lastre llenos de combustible, el U-53 se hizo a la mar, llegando a Rhode Island el 7 de Octubre. Una vez más, los periodistas americanos quedaron embelesados por la audacia de Rose, si bien esta vez ela preocupación fue mayor en el Ministerio de Asuntos Exteriores americano, ya que buque germano había infringido la neutralidad y se había comportado con “gran imprudencia y falta de respeto hacia la Marina norteamericana”. No obstante, el buque volvió a zarpar sigilosamente después de una estancia de 24 horas, con el fin de que Washington no pudiera ejercer el derecho de internamiento del buque y su tripulación. No obstante, Rose estaba convencido de que había avisado al gobierno americano sobre las posibilidades del arma submarina alemana, procediendo a subrayar el mensaje con el hundimiento de tres cargueros británicos, uno noruego y otro holandés a la vista de los buques norteamericanos que lo habían escoltado hasta fuera de las aguas jurisdiccionales americanas, regresando a Alemania el 28 de Octubre con la satisfacción del deber cumplido, si bien debería haber estado avergonzado por el flaco favor que había hecho a la causa alemana. El gobierno norteamericano tomó, efectivamente, nota, convenciendo a los mandos de la U.S Navy de que había que prepararse para una inminente guerra submarina, reforzando los lazos de unión con Gran Bretaña y Francia. Esta atmósfera de cambio fue palpable durante sel segundo viaje del Deutschland a los Estados Unidos, llegando a New London el 1 de Noviembre de 1916. Para mala suerte, y para reforzar la impresión de una gélida acogida, la corriente empujó al sumergible sobre el remolcador que lo escoltaba, haciéndolo volcar y muriendo cinco marineros en el incidente. Tras realizar algunas reparaciones, el submarino se hacía nuevamente a la mar el 21 de Noviembre en su último viaje comercial, pues en Febrero de 1917 fue adquirido por la Kriegsmarine, dotándolo de dos tubos lanzatorpedos y dos cañones de 150 mm. con el fin de convertirlo en un crucero submarino, el U-155, al igual que otros seis. Cuenta von Berstorff que “Si hubieramos enviado 10 de estos formidables submarinos mercantes a América, sin haber comenzado la guerra submarina sin restricciones en 1917, hubiéramos conseguido mejores resultados políticos, y, probablemente, evitado la entrada en la guerra de los Estados Unidos”.
Esta informacion pertenece al sitio web https://www.elsnorkel.com/
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