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  1. Sigamos con el Prinz Eugen.... Todos nos acordamos de su actuación en el Atlántico Norte junto al Bismark.... pero visto lo del post anterior y lo que viene ahora, era un poco chapucillas... Efectos de un torpedo en la proa del crucero. ¡¡¡¡¡Oooooopsssss!!!!!! ¿Dónde está la proa? ¡Lo que es la perspectiva!
  2. Situémonos en el Mar Báltico el 15 de octubre de 1944, Algunos buques alemanes están regresando de una misión de bombardeo de posiciones rusas. Densa niebla y éste es el resultado La proa de Prinz Eugen empotrada en el costado del crucero ligero Leipzig Así quedó en pobre Leipzig EDITADO: Y luego en WoWs nos quejamos de los abordajes de jugadores de nuestro equipo. Si el resultado de estas fotos fuera en WoWs, ya habríamos perdido como mínimo el 20% de la vida
  3. tanakaeltenaz

    La Mar Océana

    Aunque ya lo había subido en la sección de imágenes interesantes, vuelvo a postear aquí todo lo referido a los navíos de línea y las fragatas españolas del siglo XVIII Fragatas de los Borbones El siglo XVIII fue también un periodo de grandes construcciones de buques más pequeños que los grandes navíos de línea. 369 buques menores, entre fragatas, corbetas, urcas, goletas, bergantines, jabeques y otras unidades se construyeron en los astilleros españoles de América, la península y las Islas Baleares.La finalidad de la construcción de tantos buques menores no era otra que dotar a los vastos dominios de la Corona Española de fuerzas capaces de proteger las costas contra corsarios y piratas, así como asegurar las comunicaciones entre los diversos países integrantes de la Monarquía Hispánica, o atacar el tráfico mercante enemigo. Entre estos buques menores jugaron un papel preponderante las fragatas. Estas unidades fueron el grueso de las unidades menores construidas en España. Durante el siglo XVIII fueron 196 las unidades de este tipo que sirvieron en la Real Armada. A finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII no estaba aún clara la diferencia entre las fragatas, las corbetas y los navíos de línea menores. Como ejemplo de esto hay que reseñar que buques como el Brandemburgués "Friederick Wilhelm zu Pferde" de 60 cañones que era clasificado como fragata aunque era capaz de enfrentarse con éxito con buques de más porte y poder artillero (este buque, en 1693, hundió varios buques franceses, incluyendo dos navíos de línea ). Por otra parte se clasificaban como fragatas navíos de 20 o menos cañones. Más adelante, la clasificación de las fragatas se hizo más precisa, designándose así los buques de entre 30 y 50 cañones cuya misión era proteger y atacar el tráfico mercante, de modo análogo a los cruceros de los siglos XIX y XX. Lo más característico de las fragatas era su popa redondeada, su gran velocidad, en comparación con los navíos, y su maniobrabilidad, lo que le permitía romper el contacto en caso de enfrentarse a fuerzas superiores. Las fragatas españolas del siglo XVIII eran rápidas y muy maniobreras. Su principal defecto, hasta mediados de siglo, era su escaso armamento que no solía sobrepasar los 30 cañones. Esta limitación armamentística las ponía en circunstancias de inferioridad frente a las fragatas inglesas, francesas u holandesas de mayor armamento. Esto no impidió algunos éxitos de las fragatas españolas, como en 1716, en que el Almirante Blas de Lezo, con una fragata, capturara en Las Antillas el navío inglés Cumberland, de 70 cañones. A mediados del siglo, las fragatas españolas igualaron en poder artillero a sus contemporáneas europeas ya que montaban, como regla general, entre 34 y 44 cañones, si bien alguna, como la "Pomona" llegó a montar 48 cañones. Uno de los astilleros más importantes en la construcción de fragatas fue el de Mahón en cuyas gradas se construyó una serie de fragatas de 34 cañones denominada "Las Mahonesas" de gran belleza y muy marineras. Las fragatas en servicio en la Real Armada se incrementaron con otras unidades capturadas a Inglaterra durante la Guerra de Independencia de los EE.UU., en número de 6. Las fragatas españolas tuvieron también hechos de armas gloriosos, como en el caso de las fragatas "Mercedes ", "Clara ", "Fama" y "Medea" que, en 1804, volvían de América con las rentas de la corona y diversos funcionarios y familias de estos. En las costas portuguesas fueron abordadas, en tiempo de paz, por varios buques británicos que les conminaron a rendirse. A pesar de las protestas del comandante español ya que no había guerra, los británicos abrieron fuego. Las fragatas españolas sobrecargadas de mercancías y pasaje, ofrecieron una enérgica y desesperada defensa, durante la que se produjo la voladura de la "Mercedes" siendo las otras tres obligadas a rendirse con grandes averías. Al igual que los navíos de línea, las fragatas españolas del XVIII llevaban como mascarón de proa la efigie de un león rampante. VENUS, conocida también por Santa Brígida (1755-1809) Construida en los astilleros de La Carraca (Cádiz) en 1755 Desplazamiento: 800 toneladas Eslora: 33 metros Manga: 9 metros Armamento: 30 cañones. 1ª Batería: 22 de 18 libras, Alcázar: 8 de 6 libras Las primeras fragatas construidas por España durante el siglo XVIII, era muy marineras y veloces pero carecían del armamento adecuado ya que sólo montaban, como máximo, 30 cañones. Esto las colocaba en situación de desventaja frente a las fragatas francesas e inglesas que montaban ya, como regla general, 40 cañones. La causa de la inferioridad armamentística era lograr unas fragatas más rápidas que pudieran mantener despejadas las líneas de comunicación con Hispanoamérica. Su misión era parecida a los navíos de línea construidos a principios del siglo, de 50 y 60 cañones. En esta época, la doctrina de guerra de la Real Armada no estaba encaminada a la adquisición del dominio de mar, sino a mantener despejadas las rutas comerciales con las colonias. En esto tuvo éxito la armada española y pocos convoyes cayeron en poder de los ingleses, y las veces que esto ocurría, lo celebraban como un gran triunfo. Garzota Construcción: Palma de Mallorca (1761) Desplazamiento: 700 toneladas Eslora: 52 metros Artillería: 24 cañones de 26 en cubierta, 2 de 26 en alcázar, 4 de 8 en castillo La Garzota fue construida para complementar a la escuadra de jabeques. Se trataba de una fragata pequeña pero rápida capaz de apoyar con su fuego a los jabeques tanto en sus luchas contra los corsarios berberiscos como en las acciones para la guerra de corso en el Mediterráneo. Esta fragata participó activamente en las luchas que, en 1780, se prodigaron en torno a Menorca ocupada por los Ingleses varias veces desde la Guerra de Sucesión española a principios del siglo XVIII. Su presencia, junto con los jabeques de la Real Escuadra, fue decisiva para impedir los refuerzos de tropas inglesas a Mahón y Ciudadela. Mahonesa Construcción: Mahón (1789) Desplazamiento: 1.100 toneladas Eslora: 53 metros Artillería: 24 cañones de 26 en cubierta, 2 de 26 en alcázar, 8 de 8 en castillo Esta fragata constituyó, junto con las fragatas casi gemelas Esmeralda, Venganza, Diana, Ninfa y Proserpina, el grupo denominado de Las Mahonesas. Cuando fue botada en 1789, se la destino a la base de Cartagena prestando su servicio en la Escuadra del Mediterráneo mandada por el Marqués de Mazarredo. En 1796 es destinada a la escuadra del Atlántico sur al mando del Almirante Lángara, pero no concluye su viaje. A la altura del Cabo de Gata se encuentra con la fragata inglesa Terpsícore de mayor porte y poder artillero; tras un furioso cañoneo que dura casi tres horas, la fragata Mahonesa se ve obligada a rendirse por haber perdido al principio del combate el timón y quedar prácticamente desarbolada. DIANA, conocida también por Santa Ana (1791-1833 ) Construida en los astilleros de Mahón (Menorca ) en 1791 Eslora: 38 metros Manga: 10 metros Desplazamiento: 900 toneladas Armamento: 34 cañones. 1ª Batería: 28 de 18 libras, Alcázar: 6 de 8 libras Al acceder al Trono Carlos III, se estandariza la construcción de fragatas de más de 30 cañones, comenzando a construirse algunas de 40 o más cañones que podían batirse, en igualdad de condiciones, con las fragatas inglesas o francesas. La fragata Diana pertenece a una serie de fragatas construidas en Mahón, muy marineras y que sirvieron durante bastantes años en la Armada Real. La Diana fue modernizada a principios del siglo XIX, aumentando su artillería en otros 6 cañones de 6 libras en el Alcázar, con lo que su artillería aumentó hasta 40 cañones. NOTA: Las toneladas que se expresan son de arqueo, no de desplazamiento.
  4. Es uno de los dos últimos acorazados de la clase King George V. El Hanson y el Howe fueron botados en 1939 y entraron en servicio en 1942
  5. tanakaeltenaz

    La Mar Océana

    Aunque ya lo había subido en la sección de imágenes interesantes, vuelvo a postear aquí todo lo referido a los navíos de línea y las fragatas españolas del siglo XVIII Felipe V, Fernando VI y Carlos III: La llegada de los Borbones al Trono Español en 1700 significo un impulso a las construcciones navales, de la mano de hombres como Ensenada, Patiño, Valdés, Jorge Juan y muchos más, que durante el siglo XVIII llevaron a su apogeo a la Real Armada. Navíos de Línea de los Borbones El siglo XVIII ha sido, sin duda, el más brillante para la Real Armada española. Frente a la opinión común de que el ocaso de España como potencia naval tuvo lugar tras la "Armada Invencible ", lo cierto es que la presencia española, como gran potencia naval, se mantuvo en los siglos XVII y, especialmente, el XVIII. Para darnos una idea del poder naval español entre 1700 y 1800, baste señalar que en ese periodo la Real Armada tuvo en sus listas 229 navíos de línea entre comprados, capturados o construidos en los arsenales de la Armada de España y América. A ello hay que añadir 369 navíos auxiliares, entre fragatas, corbetas y otros navíos menores. Es decir, que durante un siglo sirvieron en la marina española 600 buques de guerra, lo que da idea del enorme esfuerzo realizado por España para mantener su condición de gran potencia mundial y asegurar el comercio con sus colonias. La llegada al Trono de la Dinastía de los Borbones, en 1700, significó una revitalización de la desorganizada Armada Real. Felipe V comprendió que la clave de la renovación nacional era la potenciación de las flotas mercantes y militares ya que de ellas dependía el comercio con América y las Islas del Pacífico. A partir de 1714, comienza la profunda reorganización de la Armada Real de la mano de Tinajero, el primer ministro de marina que tuvo España, y el almirante Gaztañeta, brillante ingeniero naval. Los modelos diseñados por éste eran sólidos y marineros y estaban destinados a la protección de las rutas comerciales con América que era el primer objetivo de la reorganizada marina de guerra, antes de pasar al segundo objetivo que era la adquisición del dominio del mar. Si bien sirvieron para mantener el tráfico mercante, no eran aptos para el combate con navíos de otras potencias dado su escaso armamento, 50 a 64 cañones, frente a los 80 ó 100 de los navíos ingleses, franceses u Holandeses. Ejemplo de esto, fue el combate de cabo Pessaro (1718) donde la flota inglesa derrotó a la española que protegía el desembarco en Sicilia de las tropas españolas del Marqués de Lade. A pesar de la victoria, los ingleses no pudieron impedir el desembarco y la ocupación de Sicilia. En 1720 fue nombrado Intendente General de Marina D. José Patiño que dio un mayor impulso a la Armada creando los Arsenales de Ferrol, Cartagena, Guarnizo (Santander), La Carraca (Cádiz) y La Habana. Aunque hasta 1734 continuaron construyéndose navíos de línea de 50 a 66 cañones, en número de 35, en este periodo comienza la construcción de 11 navíos de más porte y armamento, 9 de 74 cañones, 1 de 80 y 1 de 114, diseños de Autrán, basados en los modelos de Gaztañeta. Entre 1736, año de la muerte de Patiño, y 1743, en que se hizo cargo de la Armada el Marqués de la Ensenada, sólo entraron en servicio 14 navíos de entre 50 y 70 cañones. El Marqués de la Ensenada y el ingeniero, marino y científico Jorge Juan y Ulloa diseñaron un plan naval que permitiría la construcción de 70 navíos y 24 fragatas. A tal fin, mientras se acopiaba el material para ello y se repoblaban los bosques con millones de robles y otras especies para sustituir los talados, Jorge Juan se desplazó a Inglaterra para estudiar las técnicas navales inglesas. A la muerte de Felipe V, en 1746, el Marqués de la Ensenada dirigió un memorando al nuevo Rey, Fernando VI, en el que le recomendaba continuar el desarrollo de la Armada. Con el visto bueno del Rey, Jorge Juan, auxiliado por técnicos ingleses, comenzó a construir nuevos navíos y así, entre 1749 y 1754, entraron en servicio 2 de 64 cañones, 5 de 68 cañones, 1 de 70, 15 de 74 cañones y 2 de 80 cañones. La destitución del Marqués de la Ensenada, en 1754, debido a intrigas del embajador inglés, supuso la ralentización de las construcciones aunque, entre 1754 y 1759, en que murió Fernando VI, aún se construyeron 2 navíos de 60 cañones, 4 de 68 y 12 de 74 cañones. Don Jorge Juan y Santacilia, además de brillante marino, geógrafo, científico e ingeniero, fue también un espía exitoso. Enviado de incógnito a Inglaterra por el Marqués De la Ensenada para estudiar las técnicas constructivas inglesas de buques de guerra, no sólo recopiló valiosa información, sino que contrató a constructores e ingenieros ingleses que, clandestinamente, se trasladaron a España y ayudaron a mejorar algunos aspectos de la ya por sí excelente organización de los arsenales de la armada en ese periodo. Descubierto por los británicos tuvo que salir por pies de la Pérfida Albión La llegada al Trono de Carlos III, significó el apogeo de la Real Armada. A su llegada la Armada se componía de 48 navíos de línea y 28 fragatas. En 1761 España entre en guerra, al lado de Francia, contra Inglaterra. En esta guerra que finalizó en 1764, se sucedieron las victorias y las derrotas en el mar y al final la real Armada se componía de 37 navíos y 18 fragatas. Esta guerra fue el acicate para reanudar las construcciones navales de forma que, en 1774, la flota se componía de 58 navíos, la mayoría de 74 cañones y bastantes de 80 ó más cañones, y 25 fragatas. En este periodo se construyó el Santísima Trinidad, de 120 cañones que, sucesivamente reformado, luchó en Trafalgar con 140 cañones siendo el navío de línea más grande de los construidos y el único en el mundo de cuatro baterías. A finales del reinado de Carlos III, en 1788, la Real Armada se componía de 78 navíos y 51 fragatas, además de innumerables buques menores, diseñados por Jorge Juan, Gautier y Romero Landa. La muerte de Carlos III, en 1788, y la subida al Trono de su hijo, Carlos IV, no significó un declive de las construcciones navales ya que hasta 1796 entraron en servicio 8 navíos, cuatro de ellos de tres puentes y 112 cañones, y 21 fragatas. Sin embargo, la llegada al poder de Godoy, como primer ministro, significó la desorganización y disminución de la Armada que sufrió graves pérdidas entre 1791 y 1804, a lo que se unió la poca conservación de los buques y la disminución en el entrenamiento de las dotaciones por la desidia de los gobernantes. En este periodo (1796 a 1804) sólo se construyeron 2 navíos y 9 fragatas. Pero a pesar de todo, la tarea realizada en los reinados de Fernando VI y Carlos III permitieron que, en 1805, año del desastre de Trafalgar, aún hubiera en servicio 51 navíos y 23 fragatas, de los que, a duras penas, únicamente pudieron aprestarse 33. El siglo XVIII fue, sin duda, el más brillante de la Real Armada, en la que se creó el Cuerpo de Oficiales, la Escuela de Guardias marinas y el cuerpo de Ingenieros Navales. En el lado oscuro había que señalar el problema de la falta de dotaciones. España era, en el siglo XVIII, un país escasamente poblado, de apenas diez millones de habitantes. Ya en 1746 el Marqués de la Ensenada informaba a Fernando VI que, aún cuando hubiera caudales para hacer una flota equiparable a la inglesa "no hay gente para tripularla ". En 1796 el Almirante Mazarredo informaba a Godoy de que la flota necesitaba 90.000 marinos pero sólo había 53.000. Curiosamente este informe supuso la destitución y destierro de Mazarredo, uno de los pocos almirantes competentes que aún había y es que Godoy tenía la extraña habilidad de destituir a los capaces y rodearse de incompetentes. Desde entonces y hasta finales del siglo XX, salvo algún honroso paréntesis en época de Isabel II, España ha dado la espalda a su marina. REAL FELIPE, Primero de este nombre (1732-1750) Construcción: 1732, en los astilleros de Guarnizo (Santander) Desplazamiento: 1.900 toneladas de arqueo y 3.700 de desplazamiento Eslora: 54 metros Manga: 16 metros Armamento: 114 cañones en tres puentes. 1ª Batería: 30 de 36 libras, 2ª Batería: 32 de 24 libras, 3ª Batería: 30 de 12 libras, Castillo y Alcázar: 22 de 8 libras Construido según los modelos de Gaztañeta, sus planos fueron desarrollados por Autrán. La nota más característica era su robustez y potencia de fuego. El Real Felipe fue el primer intento de construir un navío de tres puentes y más de 100 cañones, aplicando los avances técnicos del siglo XVIII a las construcciones navales españolas. Una de las características era su popa redondeada que lo alejaba de las popas cuadradas de los galeones precedentes. Su ornamentación, como sería común en los buques de la Real Armada, era mucho más sobria que la de los galeones. La potencia de fuego y la robustez de la construcción se demostraron durante el Combate de Cabo Sicié, en el que resistió los ataques de cuatro buques ingleses, por dos veces, haciéndoles retirarse con graves averías. El Real Felipe, desarbolado, fue remolcado a Cartagena por una fragata. REAL FÉNIX, (Conocido también como San Alejandro, 1749-1780) Gemelo: Rayo Construcción: 1749, en los astilleros de La Habana Desplazamiento: 1.750 toneladas de arqueo y 3.000 de desplazamiento Eslora: 53 metros Manga: 14,5 metros Armamento: 80 cañones. 1ª Batería: 32 de 24 libras, 2ª Batería: 30 de 18 libras, Castillo y Alcázar: 18 de 8 libras Construido según los diseños de Jorge Juan, fue botado en los astilleros de La Habana en 1749 junto a su gemelo el Rayo. Construidos con excelentes maderas tropicales su casco era robusto, lo que explica la longevidad de algunos de estos buques. Sus condiciones marineras eran extraordinarias, razón por la que, a finales del XVIII, el Rayo fue convertido en navío de tres puentes de 100 cañones. El Rayo se batió con éxito en Trafalgar, salvándose de la destrucción, pero naufragó cerca del Coto de Doñana en la tormenta que siguió a la batalla. SAN GENARO (2º de su nombre, 1766-1801) Gemelos: San Pedro Apóstol, Guerrero, Atlante, Serio y Septentrión Construcción: 1765, en los astilleros de Cartagena Desplazamiento: 1.658 toneladas de arqueo y 2.900 de desplazamiento Eslora: 50,5 metros Manga: 14,5 metros Armamento: 74 cañones. 1ª Batería: 28 de 24 libras, 2ª Batería: 30 de 18 libras, Castillo y Alcázar: 16 de 8 libras Fue uno de los primeros navíos de 74 cañones construidos por el sistema de Jorge Juan, denominado también como inglés. Esta serie se componía de los navíos San Genaro, San Pedro Apóstol, Guerrero, Atlante, Serio y Septentrión y alguno de ellos, como el Guerrero, estuvo en servicio hasta 1850. En algunas relaciones, esta serie aparece con un armamento de 68 cañones; ello es debido a que no se incluían en el armamento los dos cañones guardatimones, situados a popa, y los pequeños cañones aprestados en la cámara del comandante. Su puesta en quilla supuso el abandono de la construcción de navíos más pequeños (entre 50 y 66 cañones) para establecer, en la Real Armada, el navío de 74 cañones como estándar. Estos modelos fueron superiores a los construidos posteriormente, bajo los diseños de Gautier. SANTÍSIMA TRINIDAD (Denominada La Real, 1769-1805) Construcción: 1769, en los astilleros de La Habana Desplazamiento: 2.200 toneladas de arqueo y 4.950 de desplazamiento Eslora: 60 metros Manga: 16 metros Armamento en 1769: 120 cañones. 1ª Batería: 30 de 36 libras, 2ª Batería: 32 de 24 libras, 3ª Batería: 32 de 18 libras, Castillo y Alcázar: 26 de 8 libras Armamento en 1805: 140 cañones. 1ª Batería: 32 de 36 libras, 2ª Batería: 34 de 24 libras, 3ª Batería: 36 de 12 libras, 4ª Batería: 18 de 6 libras, 14 obuses de 24 y 6 esmeriles Inicialmente diseñado como un navío de 118 cañones para construirse según el sistema de Jorge Juan, su proyecto fue modificado en La Habana por Mateo Mullan. La modificación del proyecto provocó varias deficiencias en la construcción que hubieron de ser subsanadas en El Ferrol en 1770, a donde acudió para instalar el armamento. Las reformas no aliviaron los problemas, pues el buque siguió con tendencia a cabecear en exceso y a inclinarse mucho durante las viradas. En 1772 se incorpora a la Escuadra del Mediterráneo participando en el segundo sitio de Gibraltar. Interviene en los combates de Espartel y San Vicente donde está a punto de ser capturado. Dado que era el mayor navío de la época, el esfuerzo inglés se dirigió a su captura, lo que fue impedido por el fuego del propio navío y el auxilio del Pelayo. Quedó tan mal parado en este combate que se decidió su baja. Sin embargo, el prestigio de su nombre y el temor que suscitaba en la marina inglesa obligó a su reforma, convirtiéndose así, en el mayor navío de línea jamás construido y en el único de cuatro puentes o baterías. La reforma se hizo en contra de los criterios del Almirante Mazarredo que quería convertirlo en un buque de 90 cañones para mejorar su maniobrabilidad por la reducción de pesos. En Trafalgar fue confundido con el buque insignia franco-español por lo que fue atacado por cuatro navíos ingleses, en su mayoría de más de 100 cañones. Tras varias horas de combate, y con 312 muertos y 338 heridos, se rindió. Cuando era remolcado hacia Gibraltar, zozobró cerca de la Punta de Caraminal. SAN JOSÉ (2º de su nombre, 1783-1797) Construcción: 1783, en los astilleros de El Ferrol Desplazamiento: 2.160 toneladas de arqueo y 4.700 de desplazamiento Eslora: 59 metros Manga: 16 metros Armamento: 112 cañones. 1ª Batería: 30 de 36 libras, 2ª Batería: 32 de 24 libras, 3ª Batería: 32 de 12 libras, Castillo y Alcázar: 18 de 8 libras Abandonando el criterio de la construcción de navíos más pequeños, España aborda, en las postrimerías del reinado de Carlos III, la construcción de varios navíos de gran porte y más de 100 cañones para permitir disputar a Inglaterra el dominio del mar. Los "Meregildos" fueron diseñados por Romero Landa, sustituto de Gautier al frente de las construcciones navales. Los diseños de Romero Landa eran, sin duda, los mejores realizados en España y, probablemente, en Europa. Se trataba de barcos muy marineros, muy maniobreros, resistentes y con gran potencia de fuego. A partir del San José los navíos de 112 cañones se fabricaron por los gálibos de este buque. BAHAMA (Conocido también por San Cristóbal, 1784-1805 ) Construcción: 1784, en los astilleros de La Habana Desplazamiento: 1.676 toneladas de arqueo y 2.800 de desplazamiento Eslora: 53,5 metros Manga: 14 metros Armamento: 74 cañones. 1ª Batería: 28 de 24 libras, 2ª Batería: 30 de 18 libras, Castillo y Toldilla: 16 de 8 libras El Bahama fue uno de los navíos construidos por el sistema Gautier. Éste era un ingeniero francés que sustituyó a Jorge Juan en la construcción de buques para la Real Armada. Gautier introdujo una nueva proporción entre la eslora y la manga, haciendo buques más largos y menos anchos con la finalidad teórica de que alcanzaran mayor velocidad. Sin embargo, este sistema adolecía de graves defectos ya que los buques, además de no ganar más velocidad, escoraban con facilidad, lo que aumentaba el peligro de que la batería baja se inundase durante el combate al virar. Estos buques fueron sometidos a pruebas comparativas con los construidos bajo el sistema de Jorge Juan y el posterior de Romero Landa, demostrándose que los de diseño español eran más estables y seguros, alcanzando además más velocidad que los construidos por el sistema francés. El Bahama participó en la Batalla de Trafalgar. SANTA ANA (2º de su nombre, 1784-1816 ) Gemelos: San Hermenegildo, Mejicano, Salvador, Real Carlos, Reina Luisa y Principe de Asturias Construcción: 1784, en los astilleros de El Ferrol Desplazamiento: 2.112 toneladas de arqueo y 4800 de desplazamiento Eslora: 60 metros Manga: 16 metros Armamento: 112 cañones. 1ª Batería: 30 de 36 libras, 2ª Batería: 32 de 24 libras, 3ª Batería: 32 de 12 libras, Castillo y Alcázar: 18 de 8 libras El Santa Ana fue uno de los navíos de 112 cañones construidos por España a finales del siglo XVIII e integrante de la denominada serie de los "Meregildos", llamada así por el "San Hermenegildo ". El Santa Ana se botó el 28 de septiembre de 1784. Salió de pruebas a la mar el 28 de febrero de 1785 al mando del Brigadier Félix de Tejada, resultando que navegaba bien de bolina y viraba por redondo y por avante con el sólo uso del timón, sin necesidad de maniobras con las velas. El Santa Ana participó en la Batalla de Trafalgar, izando la insignia del Duque de Gravina. Después de un duro combate logró llegar a Cádiz, sirviendo hasta 1816. REAL CARLOS (denominado también Santiago, 1787-1801) Construcción: 1787, en los astilleros de La Habana Desplazamiento: 2.108 toneladas de arqueo y 4770 de desplazamiento Eslora: 58,5 metros Manga: 16 metros Armamento: 112 cañones. 1ª Batería: 30 de 36 libras, 2ª Batería: 32 de 24 libras, 3ª Batería: 32 de 12 libras, Castillo y Alcázar: 18 de 8 libras Al igual que el Santa Ana, el Real Carlos pertenece a la serie de los "Meregildos ". Sin embargo, los construidos en La Habana resultaron con algunas deficiencias de estructura que fueron corregidas al llegar a España. La causa pudiera ser el empleo de maderas tropicales en su construcción, lo que no impidió que se tratara de buques muy aptos para el combate. El San Carlos, lo mismo que el San Hermenegildo, se perdieron en 1801 combatiendo entre ellos. Efectivamente, mientras navegaban de noche en formación y sin luces con otros navíos españoles, en dos líneas paralelas, una fragata inglesa se introdujo entre las dos líneas y disparó sus andanadas, dándose a la fuga. A oscuras, los dos navíos estuvieron cañoneándose durante la noche creyendo que eran atacados por buques ingleses. Al amanecer descubrieron su error, pero ya era tarde, y ambos buques se hundieron. SAN HERMEGILDO Gemelos: Santa Ana, Mejicano, Salvador, Real Carlos, Reina Luisa y Principe de Asturias Construcción: 1789 en los astilleros de La Habana Desplazamiento: 2.112 toneladas de arqueo y 4800 de desplazamiento Eslora: 60 metros Manga: 16 metros Armamento: 112 cañones. 1ª Batería: 30 de 36 libras, 2ª Batería: 32 de 24 libras, 3ª Batería: 32 de 12 libras, Castillo y Alcázar: 18 de 8 libras Tripulación: 736 hombres El bajel de tres puentes de primera clase San Hermenegildo, no fue un buque afortunado. Construido según los cánones de la época, era uno de los navíos más poderosos de la Real Armada. La madera empleada en su construcción era el roble que secado varios años se endurecía al fuego. Las cuadernas se construyeron aprovechando la curvatura natural de algunos árboles que se adaptaban perfectamente a las necesidades de construcción. Su aparejo era el clásico de la época, con tres mástiles con velas cuadradas y cangreja en el trinquete, además de cebadera y contracebadera en el bauprés. El 12 de julio 1801 navegaba con otros buques españoles en dos líneas paralelas cuando, de noche, una fragata inglesa que navegaba sin luces, se introdujo entre las líneas españolas y abrió fuego por ambos costados, dándose a la fuga. Uno de los atacados era el San Hermenegildo que, sin haber visto al inglés, creyó que estaba siendo atacado, al igual que el barco de la otra línea, el Real Carlos. Ambos barcos se estuvieron cañoneando toda la noche, creyéndose enemigos, hasta que, al amanecer y ya gravemente averiados, se dieron cuenta del error; ambos navíos se perdieron. SAN TELMO 1788-1819 Gemelos: San Ildefonso, Intrépido, Pelayo, Conquistador, Paula, Europa y Monarca Construcción: 1788, en los astilleros de El Ferrol Desplazamiento: 1.640 toneladas de arqueo y 2850 de desplazamiento Eslora: 52,8 metros Manga: 14,5 metros Armamento: 74 cañones. 1ª Batería: 28 de 24 libras, 2ª Batería: 30 de 18 libras, Castillo y Toldilla: 16 de 8 libras El San Telmo formaba parte de la denominada serie de los "Idelfonsinos ", así llamada por el ser el San Ildefonso" el primero de esta serie de 6 navíos de 74 cañones. Construidos con los diseños de Romero Landa, fueron, posiblemente los mejores buques construidos en los astilleros españoles por su velocidad, maniobrabilidad y estabilidad. Fueron sometidos a varias pruebas comparativas con los procedentes navíos de 74 cañones construidos por el sistema Gautier, resultando siempre mucho mejores en todos los aspectos. El San Telmo se hundió en 1819 durante una tormenta violentísima en el Cabo de Hornos, mientras intervenía en la Guerra de Independencia de los países iberoamericanos.
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    COMBATES DE LA ARMADA ESPAÑOLA La Batalla de Muros (25 de julio de 1543) Durante las innumerables guerras entre el rey de Francia, Francisco I, y el Emperador Carlos V por el dominio del Ducado de Milán se firmó el Tratado de Turín en 1538. En él se establecía una tregua entre Francia y España sin resolver la cuestión del control de Italia que estaba en litigio desde la época de Fernando el Católico y el rey francés Luis XII. El rey francés decidió romper el tratado y, en 1541 declaró la guerra a Carlos V y se alió con el Imperio Otomano, Suecia y Dinamarca. Carlos V replicó aliándose con Enrique VIII de Inglaterra. En el curso de esta guerra tuvo lugar la Batalla de Muros. Francisco I ordenó que se reunieran dos flotas, una en el puerto de El Havre para oponerse a Inglaterra y otra en Bayona, Burdeos y San Juan de Luz, para atacar las costas cantábricas La destinada a atacar el Cantábrico estaba compuesta por unas 25 naves de guerra al mando del entonces considerado mejor marino de Francia, Jean de Clamorgan, Señor de Saane. Como los servicios de espionaje españoles de esa época (y hasta finales del XVIII) funcionaban muy bien, Carlos V recibió la noticia de que se aprestaba esa flota francesa y, sabiendo que en el golfo de Vizcaya apenas había defensa naval, ordenó al entonces general de las Galeras de España, D. Álvaro de Bazán “el viejo”, Señor del Viso y padre del futuro Marqués de Santa Cruz, que aprestara rápidamente una flota para la defensa. Con urgencia se reunieron las flotas de los Señoríos de Vizcaya y Guipúzcoa y las cuatro villas de Cantabria totalizando unas 40 naves en el puerto de Laredo, en Cantabria. A ellas deberían unirse las tropas que se estaban reclutando en Tierra de Campos. Para complicar más la defensa, el Señor de El Viso recibió órdenes de trasladar un tercio de infantería a Flandes, así que dividió su flota en dos mitades. Una viajó a Brujas con las tropas de Infantería y la otra permaneció en Laredo hasta que concluyeran los preparativos. El ataque a dos naves mercantes vizcaínas alertó al Gobernador Militar de Fuenterrabía, D. Sancho de Leiva, de la presencia de los franceses y de su rumbo, así que, con los veintiún buques restantes D. Álvaro decidió partir a enfrentarse a los franceses, reforzado por 500 arcabuceros del Tercio de Sancho de Leiva, que guarnecía la frontera con Francia, ya que de las tropas que se reclutaban en la zona norte de Castilla y de León, apenas se habían alistado unos mil hombres.Dejando en puerto las cinco naos más pequeñas, D. Álvaro se dio a la vela en pos de la escuadra francesa que estaba saqueando algunos pueblos costeros de Galicia, como Corcubión o Laxe y había echado el ancla frente a la Villa de Muros amenazando con destruirla si no pagaba un rescate. El día 25 de julio, Dia de Santiago, Patrón de España, la flota española llegó a Muros pillando desprevenida a la flota francesa. D. Álvaro de Bazán arengó a la tropa y marinería diciendo que en el día de Santiago era imposible que los españoles perdieran la batalla. La flota enardecida por la arenga se lanzó a la batalla con tanto ardor que, en dos horas, los franceses perdieron 23 naves apresadas por los españoles y una hundida (el buque insignia francés), salvándose sólo una nave francesa del desastre. En el curso de la batalla, la nave de D. Álvaro atacó a la capitana francesa trabándose un cañoneo con ésta y otro buque francés. Aprovechándose de una ráfaga de viento fuerte, el barco de D. Álvaro embistió y hundió al buque de Monsieur de Saane y abordó y rindió al otro francés. Además de los barcos apresados, los franceses tuvieron 3.000 muertos y otros tantos prisioneros por 300 muertos y 500 heridos españoles y ni un barco hundido. NOTAS HISTÓRICAS: En esa época se hablaba de tres formas de combate: a la veneciana, a la francesa y a la española. La denominada francesa consistía en cañonearse a media distancia y sólo intentar el abordaje cuando el enemigo estaba muy debilitado. La denominada veneciana era el combate a muy corta distancia, a toca penoles, que se decía antes, para lanzarse luego al abordaje. La española era muy malévola. Cuando el buque enemigo se acercaba a abordar la nave española, el buque no disparaba la andanada completa ni hacía descargas de todos los arcabuces al tiempo. Disparaban primero una media andanada de artillería y de fusilería que, como era esperada por el buque asaltante, sus marineros se resguardaban para protegerse y, al incorporarse para lanzarse sobre la cubierta del barco español, recibían la otra medio andanada de cañones y fusiles, lo que barría la cubierta del buque enemigo e impedía el abordaje. Tampoco los españoles se lanzaban a lo loco a abordar la nave enemiga. Primero lanzaban una especie de comandos para atacar a los oficiales y timoneles en el puente, capturar el pabellón enemigo (lo que solía hundir la moral) y mantener trabados los buques mediante arpeos o incluso cadenas. Sólo se abordaba el buque enemigo cuando era evidente que la moral enemiga estaba muy quebrantada. Pronto este tipo de guerra disuadió a los ingleses, franceses u holandeses de intentar abordar un buque lleno de españoles cabreados (Y eso que no discutían por el fútbol) y optaron por el cañoneo a distancia, lo que los marinos españoles llamaban con coña “la guerra galana” D. Álvaro de Bazán “el viejo” fue uno de los padres del Galeón en su configuración definitiva.
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    Bergantín y Goleta Surgido a finales del S. XVII, se caracterizaba por su alta arboladura y su gran superficie vélica; el bergantín era un barco rápido y manejable, al que se dotaba con catorce a dieciséis cañones, siendo utilizado como aviso o corsario. El bergantín aparejaba velas cuadradas en sus dos mástiles, con una cangreja en el palo mayor, también llevaba velas de estay, foque y cebadera en el bauprés. Como novedad presentaba grandes orificios en la parte inferior de las velas para que el agua desapareciese rápidamente de su superficie. Al lado del bergantín hemos de situar a la goleta. Las misiones encomendadas a la goleta eran las mismas que las del bergantín. Su diferencia básica era el tipo de arboladura y aparejo. Mientras el bergantín aparejaba velas cuadradas, la goleta las llevaba de cuchillo. Más adelante, los aparejos de estos navíos se combinaron dando lugar a subclasificaciones como el bergantín-goleta (que aparejaba velas cuadradas en el palo de mesana, y velas de cuchilla en los restantes ), la goleta de gavia (con velas de cuchillo en todos los palos , salvo una vela cuadrada en la gavia de mesana ), goletas mixtas (con velas de cuchillo y cuadradas en todos sus mástiles) Tonnant - Bergantín Nación: Francia Construcción: 1793 Desplazamiento: 620 toneladas Eslora: 31,80 metros Armamento: 18 cañones de 24 libras, 4 carronadas ajustables Tripulación: 127 Este bergantín es un ejemplo típico de nave comercial adaptada para la guerra del corso. La "patente de corso" era una actividad apoyada por las naciones que la concedían a todo aquel que pudiera armar un barco y pagar una tripulación. Fue abolida por el Congreso de París de 1856, pero España, Estados Unidos y México se negaron a la firmar el acuerdo internacional y continuaron su práctica. El Tonnant recorrió los mares durante mucho tiempo, en especial el Atlántico en busca de naves inglesas procedentes de las Indias. Su velamen era particularmente grande respecto a las dimensiones del casco, se componía de siete velas cuadradas, dos foques y una cangreja en la mesana. Intrépida - Goleta de gavias Nación: España Construcción: Ibiza (1829) Desplazamiento: 160 toneladas Eslora: 24 metros Artillería: 16 cañones de 8 libras en cubierta Esta goleta fue destinada específicamente a labores de guardacostas y represión del contrabando en las costas del Mediterráneo. Su vida no fue larga, pues ya no figuraba en las listas navales de la Real Escuadra de 1836, pero es un ejemplo de las últimas construcciones de pequeños veleros de guerra en España, antes de la introducción del vapor en la propulsión de los barcos.
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    En Desarrollo - Futuro contenido

    La verdad es que el Vanguard, pese a ser un diseño tardío, supuso en mi opinión, un paso atrás de la RN. ¡Qué lejos los tiempos de Nelson!
  9. tanakaeltenaz

    En Desarrollo - Futuro contenido

    Me pregunto por qué wargames saca acorazados británicos que sólo fueron proyectos y no el Vanguard.
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    En Desarrollo - Futuro contenido

    El Jean Bart no deja de ser el gemelo del Richelieu. Cuando la invasión alemana estaba aún al 80% de construcción y casi sin armamento montado. Huyó a Casablanca y fue completado después de la guerra
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    La bromita del Tier 8

    El problema es que muchos jugadores creen que jugar en equipo consiste en que los demás jueguen para él. Suelen ponerte a caldo si no haces lo que quieren. Eso sí, luego vas a los resultados y, generalmente, son los que están entre los últimos. Sigo diciendo que muchas estrellas de las Ranked las regalan. Me aburro de ver partidas en que los muy "Estrellados" son los más inútiles. Y lo digo yo, que soy manco y tuerto... pero consuela ver que los hay aún más inútilles
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    Corbetas En la primera mitad del siglo XVII se denominó Corbeta a una embarcación alargada de un sólo mástil y dotada de remos. Su origen eran los antiguos navíos mercantes de la Roma Imperial de quien adoptaron su nombre.La corbeta de guerra surge a mediados del siglo XVIII perdiendo los remos y portando aparejo de velas cuadradas. Al principio llevaban dos palos con una vela (cebadera) en el Bauprés. Más adelante, su aparejo se elevó a tres palos de gran altura con velas cuadradas a las que se añadió una vela de cangreja en el palo de Mesana. Iban armadas con una sola batería en el puente de cubierta, oscilando su potencia de fuego entre las 16 y las 26 piezas. En realidad eran pequeñas fragatas a las que se les dotó de mayor superficie en el velamen. Existían dos clases, la corbeta y la corbeta ligera. Esta última derivó, con el transcurso del tiempo, hacía el aparejo de una sola vela, siendo el origen del denominado Cúter. Su misión básica era el reconocimiento, escolta, transmisión de órdenes y el corso. Fueron los primeros navíos a los que se incorporó el vapor y la hélice. Cygnus - corbeta ligera Nación: Francia Construcción: 1.770 Desplazamiento: 385 toneladas Eslora: 42 metros Armamento: 18 cañones de 6 libras Tripulación: 140 Esta corbeta fue construida en Francia en 1770. Durante una de las múltiples guerras entre Francia e Inglaterra durante el siglo XVIII, fue apresada por cuatro fragatas inglesas en 1779. Posteriormente entró en servicio en la marina inglesa hasta su pérdida en 1789. Rattlesnake - corbeta ligera Nación: Estados Unidos Construcción: 1780 Desplazamiento: 420 toneladas Eslora: 53 metros Armamento: 10 carronadas sobre el puente Tripulación: 95 El primer barco proyectado y construido en Estados Unidos. Como no podía ser de otra manera, tratándose de los Estados Unidos, fue construida con capital privado. Se destinó a la guerra del corso, teniendo su bautismo de fuego en la batalla de Chesapeake Bay. Después de largo tiempo operando en el Atlántico, se desguazo en 1817. General Pike - corbeta Nación: EE.UU. Construcción: 1813 Desplazamiento: 560 toneladas Eslora: 59 metros Armamento: 26 cañones de 24 libras y 2 carronadas de 24. Tripulación: 175 A principios del siglo XIX los Estados Unidos comenzaban a comerciar activamente con Europa y África. Como a menudo sus mercantes eran víctimas de piratas y corsarios, el Congreso decidió la construcción de diversas unidades para la marina de guerra a fin de proteger el comercio. Además de las grandes fragatas como la Constitution, se decantaron por la construcción de corbetas potentemente armadas capaces de enfrentarse a los navíos corsarios en condiciones de superioridad. Para ello sacrificaron la estabilidad y fortaleza en aras a una mayor velocidad que les permitiera cazar a los adversarios, en condiciones de superioridad, o rehuir el combate si el enemigo era más poderoso. Siguiendo esta teoría se construyó el General Pike, cuya superficie vélica era mucho mayor que la de sus congéneres de la época. Un dato curioso es que el palo mayor medía 65 metros, bastante más que la eslora.
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    Música militar

    Otra de la Marina Imperial alemana "Gruss an Kiel"
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    Música militar

    Una española. La Marcha de Revista de SM el Rey. Aunque suene antigua, es de finales de los años 70. Compuesta para la revista del Rey a la Guardia Real
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    Música militar

    Una Rusa. La Marcha del Regimiento de la Guardia Imperial Rusa Preobrazhensky. Era el regimiento más antiguo de Rusia creado por Pedro I el Grande en 1691 ó 1687 (depende de quien lo diga). Estaba integrado por miembros de la aristocracia y es uno de los más gloriosos de la historia rusa junto con el segundo regimiento de la guardia, el Semionovski. Esta marcha fue considerada extraoficialmente el Himno imperial hasta 1833 en que se estableció "Dios salve al Zar" como himno oficial del imperio. El himno es de principios del siglo XVIII.
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    Música militar

    Una marcha de la marina prusiana Präsentiermarsch der marine EDITADO: PRÄSENTIERMARSCH es algo así como marcha de revista
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    Mi amigo Pérez Reverte.. Sí, imposible superar a uno de los eruditos españoles sobre barcos de guerra de vela. Es siempre un placer leerle. Digo amigo porque disfruto mucho de sus libros y de sus artículos periodísticos. Sobre barcos de vela merece la pena leer "Cabo Trafalgar" una novela que describe muy bien ese combate y la vida a bordo de los navíos españoles de Línea. La única licencia que se permite es incluir entre los barcos españoles un navío de linea de 74 cañones ficticio desde el que se narra la batalla.
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    Dedicaré un episodio al Glorioso y, además, a otros combates desconocidos de la Armada Española y muy heróicos
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    Fragatas Durante el siglo XVIII las fragatas comenzaron su apogeo en todas las marinas, si bien las primeras habían hecho su aparición en el siglo anterior. Se buscaba un barco robusto y con un considerable poder ofensivo pero más maniobrero y rápido que los grandes navíos de línea. La fragata era por tanto un navío de menor porte y con una sola batería. Su aparejo era similar al de los grandes navíos: tres palos y todos ellos con velas cuadradas, excepto la cangreja del palo de Mesana. La fragata tipo de principios del XVIII solía desplazar entre 200 y 300 toneladas e iban armadas de 30 a 40 cañones. Mas tarde aumentaron su tonelaje y armamento y prácticamente llegaron a igualar a los navíos de línea menores cuando comenzaron a montar una segunda batería. A finales del siglo XVIII y principios del XIX aumentaron su desplazamiento hasta las 800 y 1.200 toneladas, y en 1830 sobrepasaban las 1.500 toneladas convirtiéndose en las unidades principales de cualquier armada. Ello no quiere decir que, además de las fragatas tipo, existieran fragatas mayores casi equiparables a los navíos de línea. Friedrich Wilhelm zu Pferde Nación: Brandemburgo (El Electorado de Brandemburgo se convirtió, en 1701, en el Reino de Prusia) Construcción: 1681 Desplazamiento: 900 toneladas Eslora: 59 metros Armamento: 22 cañones de 32 libras, 20 de 24 libras y 14 de 9 libras en tres baterías. Tripulación: 250 Aunque aparejada como fragata y dotada de la velocidad característica de esta clase de buques, la Friederick Wilhelm era por sí un pequeño navío de línea diseñado para acciones ofensivas. A poco de ser botada se incorporó a la defensa del puerto de Emden contra la flota francesa que lo bloqueaba. Sin embargo sus mayores éxitos llegaron cuando fue empleada en el Atlántico contra el comercio francés. En 1692 se tropezó, cerca de Cabo Verde, con una flota francesa compuesta por un navío de línea y dos fragatas. Al anochecer sólo quedaban los restos humeantes de los buques franceses. Un año más tarde cerca de Brest, trabó combate con un navío francés de 74 cañones. Tras una hora de furioso cañoneo, el francés se hundió, pero este combate significó el fin de la fragata brandemburguesa, que presa de un incendio, se hundió horas más tarde. EDITADO: Aunque parezca mentira, a finales del siglo XVII hubo una pequeña guerra entre España y Brandemburgo librada en el mar. La recién nacida flota brandemburgesa por insistencia del Príncipe Elector de Brandemburgo, Federico Guillermo, para combatir contra Suecia por el control del Báltico, formó parte de una alianza entre Brandemburgo, Dinamarca, Holanda y España contra Francia y Suecia, entonces aliadas. (Un batiburrillo de intereses: España y Holanda contra Francia Y Dinamarca y Brandemburgo contra Suecia. Por mor de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo, se mezclaron los dos problemas) Fue en esta guerra donde se perdió el Friedrich Wilhem zu Pferde. Terminada la guerra, el elector de Brandemburgo esperaba que España financiara los gastos de la anterior guerra, según lo convenido en la Alianza. España, con problemas financieros derivados de la guerra, se hizo la sorda. Para cobrar su deuda, el Príncipe Elector ordenó a su pequeña flota atacar el tráfico mercante español, en concreto una Flota de Indias, que le compensara de un golpe el millón ochocientos mil ducados adeudados y, de paso, cobrarse intereses. La pequeña flota del Elector, seis barcos, esperaba cerca del Cabo San Vicente la flota de galeones de Indias. Pero lo que encontró, el 30 de septiembre de 1681, fue una flota de Guerra de la Real Armada de 12 grandes buques de guerra y tres brulotes enviada a interceptar a los alemanes. El resultado fue un breve combate de dos horas, llamado pomposamente Batalla de Cabo San Vicente, en que la flota brandemburguesa se refugió en el Puerto portugués de Lagos. Un combate con 10 muertos y 30 heridos por parte alemana no puede ser llamada Batalla. La flota de Indias arribó felizmente a Cádiz escoltada por la Armada. Ignoro si el Príncipe Elector acabó cobrando la deuda por las buenas, aunque lo dudo. ACLARACIÓN. No confundir la FLOTA de Indias con buques de Guerra. Para proteger el flujo de bienes de América a España, a finales del reinado de Carlos V se ordenó que los buques mercantes que venían de América, lo hiciesen en convoy, protegidos por la Armada Real. El convoy de mercantes se llamaba FLOTA y la escolta era la Armada. El primer sistema de navegación en convoy es español. Los buques de guerra se llamaban Armada porque, además de los Galeones Reales (Que integraban el núcleo de la marina de guerra) se alquilaban barcos grandes capaces de actuar con los galeones reales a particulares, llamados asentistas, y se les armaba en guerra, de ahí la expresión ARMADA. El asentista ponía barco y tripulación a cambio de un alquiler, o indemnización en caso de pérdida, pagado por la Real Hacienda. Ésta, a su vez, cambiaba los cañones que normalmente llevaban los mercantes (de calibre pequeño o mediano) por cañones más pesados propios para una batalla naval, así como, también, dotaba al barco arrendado de la tropa de combate. Este sistema siguió hasta el final de la Guerra de Sucesión española. A partir de entonces, no se alquilaron buques y los navíos de guerra eran todos buques construidos por la corona. Sin embargo la flota de guerra siguió denominándose Armada. Torborg Nación: Suecia Construcción: 1770 Desplazamiento: 1.790 toneladas Eslora: 55 metros Armamento: 30 cañones de 18 libras, 22 carronadas de 32 libras y 4 cañones de caza de 9 libras en dos puentes. Tripulación: 315. Las fragatas suecas desplazaban un gran tonelaje para compensar la escasez de navíos de línea en su marina. Poderosamente armadas, eran empleadas en acciones ofensivas contra el tráfico enemigo. Poseía un alcázar y un castillo prolongados y muy reforzados a lo largo de los cuales asomaba la segunda batería. Lo más característico eran los pasillos que sobresalían por las bordas para facilitar el tránsito entre el alcázar y el castillo sin estorbar el resto de las maniobras. En sus bodegas podían almacenarse suministros para 6 meses de navegación continua sin recalar en puerto. Serapis Nación: Inglaterra Construcción: 1779 Desplazamiento: 1280 toneladas Eslora: 63 metros Armamento: 24 cañones de 24 libras; 20 de 18 libras y 6 carronadas. Tripulación: 350. Esta fragata era un buque de los denominados de sexta clase en la marina inglesa, a caballo entre las fragatas clásicas y los navíos menores. El día 23 de septiembre de 1779 esta fragata, que escoltaba un convoy de 40 barcos, se encontró en el Mar del Norte, cerca de Newcastle, con el buque estadounidense Bonhomme Richard, recientemente comprado a los franceses. El plena guerra de independencia, la fragata Serapis abandonó la escolta para ir a la caza del buque americano. En el combate que duró 2 horas, el Bonhomme Richard llevó la peor parte pero, al quedar trabados los buques por el bauprés, la tripulación estadounidense se lanzó al abordaje conquistando la fragata inglesa en el mismo momento en que el navío americano se hundía. Pomone Nación: Francia Construcción: 1794 Desplazamiento: 1.543 toneladas Eslora: 55 metros. Armamento: 32 cañones de 36 libras; 26 de 24 libras y 8 de 9 libras. Tripulación: 342 hombres La Pomone se incorporó a la flota francesa en plena Revolución. Estaba diseñada para atacar el tráfico inglés, razón por la que montaba una artillería cuya entidad le aproximaba a los pequeños navíos de línea. Su poder ofensivo le permitía batirse en condiciones de superioridad con las fragatas medias de los países aliados contra Francia y su superior velocidad facilitaba la huida en el caso de encontrarse con los grandes navíos de línea españoles o ingleses. Sirvió en operaciones en las Antillas, Mediterráneo y las costas inglesas. Constitution Nación: EE.UU. Construcción: 1795 Desplazamiento: 1.677 toneladas Eslora: 53 metros Armamento: 30 cañones de 24 libras; 22 carronadas de 32 libras. Tripulación: 540 Al finalizar la Guerra de Independencia, los Estados Unidos construyeron tres fragatas de poderoso armamento para proteger su tráfico mercante con Europa hostigado por las fragatas inglesas y los jabeques de Bey de Argel. La Constitution es un ejemplo de ello. Era bastante más poderosas que las fragatas inglesas, francesas o españolas de la época y capaz de enfrentarse a navíos de línea de 74 cañones. Tras unas acciones en el Mediterráneo contra los jabeques argelinos, fue destinada en 1812 a atacar el tráfico mercante inglés durante la Guerra de 1812 contra Inglaterra. En esta campaña logró destacados éxitos hundiendo en poco tiempo a dos fragatas inglesas a lo largo de las costas del Brasil. Ihsanya Nación: Egipto Construcción: 1813 Desplazamiento: 2000 toneladas Eslora: 65 metros Armamento: 24 carronadas de 42 libras; 18 de 32 libras y 8 de 18 libras. Tripulación: 678 Egipto era, a principios del siglo XIX, un principado semindependiente que formaba parte del Imperio Turco. Cuando estalló la guerra de independencia griega, la importante flota egipcia acudió en apoyo de la Turca. En aguas de Navarino se encontraron las flotas turco-egipcia y la combinada anglo-franco-rusa que había acudido en apoyo de los griegos. La encarnizada batalla (1827) acabó con el poderío naval turco. En esta batalla, la Irania, insignia de la poderosa flota egipcia mantuvo un duelo mortal durante 3 horas con la fragata francesa Sirène al final de la cual ambos buques se hundieron.
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    Música militar

    Otra marcha japonesa
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    Ahora toca un nuevo tema: Barcos gafes El paradigma. Destructor USS William D. Porter (DD 579) Los marinos son gente muy supersticiosa y creen que determinadas cosas pueden traer mala suerte al barco y la tripulación. Hasta bien entrado el siglo XIX se creía que una mujer a bordo del buque era signo de mal agüero para cualquier marino y su barco. Más adelante, cuando se puso de moda estrellar una botella de champán en las botaduras, el hecho de que ésta no se rompiese al ser golpeada contra el casco lo convertía en un buque maldito. Sin embargo, pocos buques han sido un compendio tan extenso de mala suerte y chapuza tras chapuza como el USS William D. Porter, llamado así en homenaje al Comodoro Porter, jefe de la flota de la Unión durante la Guerra de Secesión. El USS William D. Porter era conocido familiarmente en la flota como Willie Dee. Los hechos son verídicos, aunque yo le haya dado una mano cómica al relato. Este destructor pertenecía a la clase Fletcher siendo puesto en quilla el 7 de mayo de 1942, botado el 27 de septiembre de 1942 y entrando en servicio el 6 de julio de 1943. No confundir con el USS Porter, de la clase Porter hundido en 1942 por el submarino japonés I-16 Su botadura fue de lo más normal y nada presagiaba su breve, aciaga e infortunada carrera. Al menos la botella de champán se rompió. Una vez entrado en servicio, paso varias semanas en ejercicios navales donde, que se sepa, no ocurrió nada fuera de lo normal teniendo en cuenta que su capitán, Wilfred A. Walter, y su tripulación eran novatos. Botadura A principios de noviembre de 1943, el buque recibió órdenes para su primera misión. Debía navegar con silencio de radio hasta determinadas coordenadas y reunirse con otros buques para una misión secreta. Tanta emoción debía embargar a la novata tripulación que alguien se olvidó de sujetar bien el ancla en el escobén de forma que ésta quedó sobresaliendo y, en la maniobra de desatraque, el ancla se enganchó con el costado de otro destructor de su misma clase llevándose por delante los botes salvavidas y otras piezas. Al infortunado capitán Walter sólo le quedó la opción de farfullar unas disculpas mientras salía de puerto colorado como un tomate. El día 13 llegó a las coordenadas indicadas y descubrió que su misión era escoltar con otros buques al USS Iowa que llevaba al presidente Franklin D. Roosevelt y al Secretario de Estado Cordell Hull a las conferencias de El Cairo y Teherán. Reunidos todos los buques, comenzó una peligrosa travesía por el Atlántico, plagado de submarinos alemanes. Willie Dee, junto con los demás destructores, se situó en el perímetro exterior para proporcionar protección antiaérea y antisubmarina al Iowa. Como la travesía se hacía monótona, el intrépido capitán Walter ordenó unos ejercicios simulados de cargas de profundidad. En estos ejercicios se lanzaban cargas de profundidad simuladas y se entrenaba a la tripulación para cargar y lanzar lo más rápido posible. Pero la mala suerte, por no decir negligencia, perseguía al buque. Una de las cargas preparadas no había sido desactivada e, inexplicablemente, salió rodando por la cubierta cayendo al mar y detonando a gran profundidad. El sonido de la explosión fue oído por los sónares de toda la flota y se desató la histeria. Se daba por sentado que debía haber submarinos alemanes en la zona y comenzaron las locas maniobras evasivas con las sirenas de alerta máxima. Cuando volvió la calma y se descubrió lo sucedido, el comandante de la flota llamó a bordo del Iowa al capitán del Willie Dee y lo puso a caer de un burro, ordenándole que cesaran los desatinos de la tripulación del buque. ¡Todo fue Inútil! Durante la travesía estalló una intensa tormenta y una fuerte ola impactó contra el Willie Dee inundando el cuarto de calderas y arrojando un hombre al mar. Como la misión era secreta, no se realizaron tareas de rescate mientras que el infortunado destructor perdió velocidad, obligando a la flota a reducir marcha hasta que se solucionó el problema, aumentando mientras tanto el riesgo de torpedeamiento por submarinos. En fin, que a bordo todo debía ser dulzura, paz y amor, como dijo no sé qué poeta. Más adelante, a petición de Roosevelt, la flota comenzó un ejercicio de capacidad antiaérea sin que en el Porter pasara nada fuera de lo normal para alivio del capitán Walter mosqueado por la advertencia del Almirante King. Luego, para complacer a Roosevelt, se inició un ejercicio de lanzamientos de torpedos en el que participó toda la flota. Como para realizar los cálculos de lanzamiento era necesario un blanco, se propuso que el Iowa fuese el blanco y, de paso, el acorazado haría una demostración de su capacidad para evadir torpedos. Nada ocurrió hasta que llegó el turno al William D. Porter y aquí comenzó una cadena de chapuzas en tan poco tiempo que sería difícil igualar el récor. En estos ejercicios se usaban torpedos a los que se había desactivado su espoleta. El Porter lanzó un torpedo… dos… pero al tercero hubo un sonido delator de un torpedo activado. ¡Al torpedero Dawson se le había olvidado desactivarlo! Por si las moscas no se lanzó el cuarto. Como había estrictas órdenes de no romper el silencio de radio, el capitán Walter ordenó al señalero del buque que, mediante el telégrafo de luces, enviara el mensaje de que había un torpedo activado dirigiéndose al Iowa y que el acorazado diera atrás toda. Bien sea por la bisoñez del señalero, bien por su nerviosismo, bien por ambas cosas, el señalero dio mensajes contradictorios. Primero indicó que había un torpedo alejándose del Iowa. Luego para corregir dijo que el Porter iba atrás toda… La cara de perplejidad en el puente del Iowa debía ser memorable. Como en el Iowa no reaccionaban ante tan confusos mensajes, Walter rompió el silencio de radio y, menos mal, transmitió correctamente el mensaje. El Iowa cambió de rumbo y el torpedo detonó en su estela a unos mil metros. Se cuenta que Roosevelt, que como todos sabéis estaba en silla de ruedas, pidió a los hombres del Servicio Secreto que lo acercaran a la borda para ver la explosión. El viraje tan pronunciado y rápido del acorazado con toda la caña metida por poco lo tira por la borda a no ser por la efectiva actuación de la escolta que lo impidió. Roosevelt se tomó el incidente con humor sabiendo que un solo torpedo no podía hundir el acorazado. Quienes no lo vieron como una anécdota fueron los demás marinos que consideraron a los tripulantes del Porter como presuntos traidores por haber lanzado un torpedo contra el presidente. La cara de pánico de la tripulación del Porter cuando vieron las torres del Iowa y otros buques apuntado directamente al destructor debieron ser antológicas. USS Porter Al Porter se le ordenó que abandonara el convoy para dirigirse a las islas Bermudas. Una vez arribados allí, toda su tripulación fue arrestada por un destacamento de marines y sometidos a consejo de guerra. Por primera vez en la historia naval de los estados Unidos, una tripulación completa iba a ser juzgada. Para que no transcendiera a la opinión pública, el juicio fue secreto y las condenas fueron lo más duras posibles de acuerdo con los hechos. Los oficiales fueron separados del servicio en buques y destinados a puestos en tierra. El torpedero Dawson fue condenado a 14 años de trabajos forzados. Sin embargo, Roosevelt firmó un indulto presidencial y rebajó sensiblemente la pena de Dawson al creer que era exagerada dado el poco riesgo que había supuesto para él. Además de su tripulación, el propio navío fue desterrado al teatro de operaciones de las Aleutianas, considerado un castigo por quienes eran destinados allí. Desde ese momento el Porter fue el hazmerreír de la flota. Bajo el mando del comandante Charles M. Kayes, el Porter patrulló en lucha antisubmarinas las islas Aleutianas esperando, con el cambio, hacer desaparecer su mal de ojo. En este periodo el Porter reclamó haber hundido una lancha torpedera japonesa y derribado un bombardero Betty. Esperemos que no hubiera hundido una ballena y derribado una gaviota. Así permaneció un año. El USS Porter en las Aleutianas A medida que la guerra se acercaba más a Japón, todos los buques disponibles eran necesarios para proteger la flota de los Kamikazes y se decidió enviarlo a la campaña de Leyte, creyendo que la larga estancia en el infierno ártico sin incidentes había conjurado la maldición que caía sobre el barco. ¡Qué error! Durante la alegría por el fin del destierro, un marino borracho decidió dar al botón de disparo de un cañón de Willie Dee. Mala suerte. El cañón estaba cargado y, además, apuntaba a la casa del comandante de la base que, en ese momento, estaba celebrando una fiesta con su familia y las familias de otros oficiales. Afortunadamente no hubo desgracias personales pero las infortunadas plantas y flores de la esposa del comandante quedaron malparadas, así como todo el jardín. (Es verídico aunque suene a chiste) El Porter se ganó aún más el título de hazmerreír de la flota. El buque no llegó a tiempo para participar en la decisiva Batalla de Leyte, pero logró, en los días siguientes, contribuir a la defensa de los transportes de ataque de los Estados Unidos frente a los kamikazes japoneses. La estancia del USS William D. Porter entre tanto buque que conocía sus andanzas fue un calvario para aquél ya que los demás marinos les gastaban bromas crueles. Como todos sabemos Roosevelt pertenecía al Partido Demócrata y para fastidiar a la tripulación del Porter, los demás marinos al acercarse a éste gritaban ¡No disparen, somos republicanos! o ¡No disparen, hemos votado a Willkie! (Willkie había sido el candidato republicano en las elecciones de 1940 que perdió ampliamente frente a Roosevelt) Luego de Leyte fue enviado a Okinawa para bombardear, junto a otros buques, las playas donde desembarcarían las tropas y, más adelante, las posiciones japonesas. Aquí volvió a dar muestras de su pericia y disparó al USS Luce, otro destructor de la clase Fletcher, averiándolo. Como castigo, se envió a la parte exterior del perímetro a realizar labores antiaéreas contra los kamikazes. Aquí se lució porque derribo varios kamikazes y, de propina, tres aviones americanos. El día 10 de junio de 1945 vio su última acción. En unión de otros destructores estaban repeliendo los cada vez más insistentes kamikazes derribando a cinco de ellos. Sin embargo, un anticuado bombardero en picado Aichi D3A1 “VAL” (que tantos éxitos dieron al Japón en los albores de la guerra) se coló sin ser detectado por los radares (estaba hecho básicamente de madera y tela) y se lanzó al ataque de los destructores. En el último momento se desvió de su objetivo inicial y se abalanzó sobre el Porter. Éste maniobró para zafarse y lo logró porque el kamikaze se estrelló en el mar a pocos metros de su casco. Mientras los marinos celebraban el derribo, el avión había seguido su trayectoria bajo el mar detonando muy cerca del casco del Willie Dee. La onda expansiva alcanzó el casco del destructor, levantando al Porter varios metros sobre el agua. En ese momento la tripulación actuó como nunca antes lo había hecho. Con perfecta sincronización estuvieron tres horas combatiendo los fuegos e inundaciones. Cuando el capitán vio que era imposible salvar el barco, ordenó evacuarlo, lo que se hizo en 12 minutos. El capitán, como debe ser, fue el último en abandonar el moribundo navío. Pocos minutos más tarde, con la proa arriba, bajó a las profundidades sin apenas bajas. Los últimos momentos del USS William D. Porter.
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    Grandes Navíos de Línea A mediados del siglo XVII se producen dos fenómenos que revolucionarían el arte de la guerra en el mar. En primer lugar, las marinas de guerra adoptan la disposición de línea de combate como medio de afrontar las batallas lo que supone un cambio táctico que da nombre a los grandes buques de la época, los "Navíos de Línea ". Para lograr esto era preciso que todos los buques que componían la línea pudieran desarrollar la misma velocidad, fueran igual de maniobreros y dispusieran de suficiente armamento. En segundo lugar, las renovaciones técnicas permiten barcos más grandes y mejor artillados. Se adopta el sistema de doble cuaderna que confería al armazón mayor resistencia y el doble armazón, llegando el grosor de los costados, con frecuencia, a 60 cm; a principios del siglo XVIII se generaliza en Europa el timón de rueda, en lugar de la barra horizontal como medio de gobierno del navío; se comienzan a utilizar también las bombas de achique y el aparejo se estandariza suprimiendo algún tipo de velas y creando otros como el estay. El desplazamiento oscilaba entre las 1.200 TM, en los de 3ª clase, hasta las 4.000 TM en los mayores. Los navíos de línea eran la fuerza principal de una escuadra. Disponían de dos o tres baterías de cañones situadas en las cubiertas, lo que le otorgaba un gran poder ofensivo, pero como contrapartida, eran lentos y de maniobra complicada. Se clasificaban en tres partes. Los de primera clase armaban entre 98 y 120 cañones en tres baterías, con la excepción del mayor navío de línea construido, el Santísima Trinidad de la Real Armada Española, con 140 cañones en cuatro baterías. Los de segunda clase portaban entre 74 y 98 cañones en dos o tres puentes según su desplazamiento. Los de tercera clase, con dos puentes, llevaban de 60 a 74 cañones de diversos calibres. La historia de los siglos XVII y XVIII no se entendería sin hablar de las carreras navales entre las mayores potencias de la época. Durante el siglo XVII, Inglaterra y Holanda se disputaban el dominio del Mar del Norte. La mayoría de los enfrentamientos entre holandeses e ingleses se saldó con triunfos de los primeros. En el siglo XVIII, la carrera naval se disputó entre Francia, Inglaterra y España. Esta última realizó un gran esfuerzo constructor durante el reinado de Carlos III gracias al Marqués de la Ensenada. A finales del siglo XVIII Inglaterra tenía más de 200 navíos de línea; Francia, 86 buques de esta clase que eran más robustos y más manejables que los Ingleses. España, 78 navíos, se decantó por buques de línea más robustos y grandes, a caballo entre Francia e Inglaterra, cuyo máximo exponente es el "Santísima Trinidad ", el más poderosamente armado y el único con cuatro baterías. De esta época data el principio instaurado en la marina británica (Two Powers Standard) según el cual la marina británica debería ser igual que las otras dos siguientes juntas. Este principio terminó con el tratado de Washington en 1922 donde se vio obligada a aceptar la paridad con EE.UU. Royal Sovereign Nación: Inglaterra Construcción: 1654 Desplazamiento: 1.637 toneladas Eslora: 71 metros Armamento: 106 cañones en tres puentes. 36 de 42 libras, 32 de 24 libras, 22 de 18 libras y 16 de 12 libras. Tripulación: 780 Construido por encargo de Carlos I de Inglaterra y denominado inicialmente Sovereing of the Seas, era un navío de tres puentes de primera clase con más de 100 cañones y ricamente ornamentado en el alcázar. Presentaba, no obstante, problemas de estabilidad por lo que fue sometido a amplias reformas y transformado en un navío de dos puentes artillado con 100 cañones pasando a llamarse Royal Sovereing. Se situaron los cañones más pesados en la cubierta inferior para aumentar la estabilidad. El 10 de julio de 1690 participó en la Batalla de Beachy Head contra la flota francesa del Almirante Conde de Tourville donde trabó combate sucesivamente con tres navíos franceses de 60 cañones que le causaron severas averías obligando al Almirante inglés Herbert a retirarse. Se perdió en un incendio en 1696. Soleil Royal Nación: Francia Construcción: 1669 Desplazamiento: 1.630 toneladas Eslora: 61 metros Armamento: 106 cañones en tres puentes. 36 de 42 libras, 28 de 24 libras, 26 de 18 libras y 16 de 9 libras Tripulación: 836 El Navío de tres puentes de primera clase Soleil Royal fue uno de los más grandes buques franceses del siglo XVII. En su construcción se tuvo en cuenta el tipo de misiones y los lugares donde navegaría para seleccionar las maderas. En 1690 izaba la insignia del almirante Tourville en la primera de una larga serie de batallas navales entre Francia e Inglaterra. Su velamen era de los más complejos de la época y constaba de 10 velas cuadradas, incluida cebadera y contracebadera en el Bauprés, y una gran vela latina en el palo de Mesana. Participó en las batallas de Bevéziers (1690) y Barfleur (1692) donde hizo frente a tres adversarios poderosamente armados. Aunque la victoria fue francesa, el Soleil Royal encalló cerca de Cheburgo y fue hundido por un brulote inglés, que lo incendió. Protecteur Nación: Francia Construcción: 1760 Desplazamiento: 1.600 toneladas Eslora: 56 metros Armamento: 74 cañones en dos puentes. 30 de 24 libras, 30 de 12 libras y 14 de 8 libras. Tripulación: 676 El Protecteur era un bajel de dos puentes de segunda clase que formaba parte de la Escuadra del Almirante Conde D'Estaing en su misión de apoyo a los colonos americanos durante la Guerra de Independencia de los EE.UU. EN 1778 la flota francesa se encontró frente a la isla caribeña de Granada con una escuadra inglesa mandada por el Almirante Byron. El combate se saldó con una victoria francesa al perder los ingleses tres navíos y huir aceleradamente. En el transcurso de la batalla, el Protecteur desarboló al inglés Cornwall. Tras la batalla fue modificado y su vida duró hasta 1784. Victory Nación: Inglaterra Construcción: 1765 Desplazamiento: 3.225 toneladas Eslora: 69 metros Armamento: 106 cañones en tres puentes. 32 de 42 libras, 30 de 24 libras, 30 de 12 libras, 12 de 12 libras y 2 carronadas Tripulación: 850 El navío de tres puentes de primera clase Victory fue construido de manera similar al San Felipe. Era el quinto en portar ese nombre en la marina inglesa. Para la quilla se utilizó madera de olmo de medio metro de espesor y para el armazón madera de encina inglesa. El tablazón interno y externo era de encina del Báltico y cada uno de ellos estaba formado por tres estratos de 12 cm de espesor. Durante trece años permaneció en puerto a causa de los problemas de la corrosión de la madera del casco. En 1778 participó en la batalla contra la flota francesa del Almirante Ushant. En 1780 se forró su carena con 3.923 placas de cobre para evitar la acción corrosiva de los moluscos. El peso del forro era de 17 toneladas. En 1805 era el buque insignia del Almirante Nelson durante la Batalla de Trafalgar. Durante un ataque al Bucentaure francés y al Santísima Trinidad español, fue herido de muerte Nelson. El disparo que causó su muerte procedía del navío francés Redoutable. Actualmente es un museo flotante en el dique 2 de Portsmouth. Su historia no es tan brillante como dice la leyenda. Alexander Newsky Nación: Rusia Construcción: 1824 Desplazamiento: 3.200 toneladas Eslora: 70 metros Armamento: 116 cañones en tres puentes. 40 de 32 libras, 36 de 24 libras, 32 de 18 libras y 8 de 9 libras Tripulación: 754 El Alexander Newsky fue uno de los últimos navíos de línea construidos y el mayor buque ruso de la época. Este bajel de línea de primera clase y tres puentes, representa la estética de los últimos señores de la vela. Su formas aparecen despojadas de aparatosas estructuras y su alcázar de popa prescinde de complejas ornamentaciones. Durante siglos Rusia aspiraba a ser una potencia naval con puertos abiertos al Báltico y al Mediterráneo. Por eso, durante el siglo XVIII, emprendió las grandes campañas contra los suecos en el Báltico, en tiempos del Zar Pedro I. Aseguradas sus bases en el norte, a finales del siglo comenzó sus luchas con el Imperio Otomano para lograr la conquista de Estambul, la antigua Constantinopla bizantina, de quienes los zares rusos se consideraban sucesores, y la liberación de los pueblos eslavos en manos del Islam. El objetivo se cumplió, a medias, con ocasión de la Guerra de Independencia de Grecia. En 1824, una flota combinada franco-ruso-inglesa, en apoyo de los griegos, entraba en combate con la flota turco-egipcia en Navarino. Esta fue una batalla sangrienta que acabó con el poder naval otomano y en la que el Alexander Newsky tuvo un papel destacado. En el combate dañó y capturo al buque insignia turco, único barco de esta flota que se rindió. La mayoría de los demás pereció en el combate después de causar severos daños a la flota aliada. Rusia, tras una guerra por su cuenta con Turquía, logró por primera vez penetrar en la historia del Mediterráneo como potencia naval.
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    Armamento El emplazamiento de armas de fuego a bordo de barcos se remonta a la segunda mitad del siglo XIII pero hay que esperar al siglo XV para ver la artillería de a bordo sistemáticamente. Desde el siglo XVI en adelante, las cureñas de los cañones se dotaron de dos a cuatro ruedas para facilitar las labores de situar los cañones en posición de disparo. Además se dispusieron los cañones en varios puentes o baterías para permitir la concentración de las andanadas. La disposición de los cañones en puentes parece ser de origen francés pero se mantuvo hasta mediados del siglo XIX. Los progresos de la artillería fueron lentísimos hasta el siglo XIX en que, en el año 1860, se sustituyen las piezas de ánima lisa por las de ánima rayada. Espingarda de duelas de hierro S. XIII Bombarda de duelas de hierro del S. XIV Los barcos podían transportar armas de fuego pesadas, bien de tipo defensivo o bien para atacar al enemigo; como es natural, no se trataba de cañones construidos expresamente para la marina sino de armas de tierra adaptadas a las exigencias del barco. La bombarda y la espingarda se adaptaron en 1304 como artillería de a bordo por el almirante genovés Raniero Grimaldi, al servicio de la casa real de Francia. La espingarda iba fijada a una larga cureña de madera sostenida por una horquilla con un perno. Sucesivamente se fue afirmando cada vez más el uso de la bombarda como artillería naval de la coca; estaba compuesta por dos piezas, el fogón y la tromba. El fogón, que llevaba la carga de pólvora explosiva, se colocaba en la tromba que contenía una gruesa bola de piedra. Bombarda ajustable del S. XV Mosquetón de horquilla del S. XV En un principio, las bombardas estaban construidas con barras de hierro unidas entre sí y reforzadas con círculos igualmente de hierro llamados duelas. Más adelante se fundieron en bronce con la misma técnica empleada para las campanas. A lo largo de la balaustrada del puente de cubierta de la coca se colocaban unas cureñas, llamadas tuecas, extraídas de troncos de encina y provistas de dos ruedas sobre las que se colocaban las bombardas; en cambio, las espingardas se fijaban en los costados mediante una horquilla. Se encendían a mano con mechas o hierros al rojo vivo; con este fin, en caso de combate, la coca llevaba, en cubierta, recipientes de hierro con carbón siempre encendido. La colocación de los cañones sobre bases de madera comienza en el siglo XV. Estos soportes se denominaban cureñas en la Corona de Castilla y fustes o afustes en la Corona de Aragón. Culebrina de bronce del S. XVI Cañón naval del bronce del S. XVIII A las bombardas y espingardas sucedieron las culebrinas. A diferencia de éstas, las culebrinas estaban fundidas en una sola pieza siendo el metal empleado el hierro y, generalmente, el bronce. Las técnicas de fundición y sus limitaciones determinaron, durante los siglos XVI y XVII, el calibre de los cañones que generalmente no superaban el calibre de 32 libras. La culebrina era la pieza estándar de estos siglos y se caracterizaba por su gran longitud y su calibre relativamente pequeño. Existían tres clases en función del calibre: la culebrina, la media culebrina o sacre y el octavo de culebrina o falconete. Todas estas clases se subdividían, a su vez, en función de la longitud del cañón, en: Legítimas, cuando dicha longitud era igual a 30 ó 32 veces el calibre; extraordinarias, si excedían de esa longitud y bastardas si eran inferiores. En la parte trasera del tubo tenían un pequeño orificio, denominado oído, que era empleado para cebar y dar fuego a la carga mediante una mecha. Los proyectiles era unas bolas de hierro macizo que inicialmente tenían de una a ocho libras de peso y que, con el transcurso del tiempo, llegaron a pesar hasta 42 libras en el siglo XVIII. Como carga de proyección, es decir, como mecanismo para lanzar la bala se empleaba pólvora en la fórmula "6, as, as ", esto es, 6 partes de salitre, una de azufre y una de carbón. La puntería se realizaba a ojo ayudados por unos apuntadores llamados joyas parecidos a los puntos de mira de los fusiles o rifles. Mortero naval del S. XVII El mortero naval es experimentado por primera vez en el año 1464 por la flota aragonesa. Al igual que el mortero terrestre la trayectoria del proyectil no es básicamente rectilínea, como los cañones, sino que aquel describe una parábola que permitía batir objetivos protegidos tras murallas, parapetos o bordas. El mortero naval fue el primero en emplear los proyectiles explosivos. Éstos consistían en unas bolas esféricas rellenadas de pólvora a las que se añadía una mecha que se encendía inmediatamente antes de ser disparado contra el objetivo. Obviamente su efectividad no era muy grande y, la mayoría de las veces, era mayor el ruido ocasionado que los daños producidos. Carronada Las carronadas fueron los cañones navales fundidos hacia el 1778 por la Carron Company, una sociedad escocesa de fundidores y constructores navales; estas piezas de artillería eran más cortas y ligeras que los tradicionales cañones de hierro, y de mayor calibre y potencia. Fundida con hierro, la carronada se podía elevar con un tornillo sin fin, y, en vez de estar sobre el tradicional armón, estaba montada en un soporte móvil sobre unas guías, que corrían por una pequeña plataforma, con dos ruedas anteriores, adecuadas para amortiguar el retroceso de la pieza. La plataforma, a su vez, estaba equipada con un perno en la parte anterior, o sea la parte vuelta hacia el costado del barco, que permitía orientar la caña de la pieza en la dirección deseada. La dotación de proyectiles de la carronada estaba formada por las balas esféricas de hierro, comprendía también balas de palanqueta o ángeles, formadas por dos semiesferas unidas por una barra de hierro, muy útiles para romper palos y jarcias; balas encadenadas y linternas de metralla, es decir, cajas de hierro cilíndricas y llenas de trozos de hierro, cargadas en racimo, o pequeñas bolas unidas entre sí por una cuerda de cáñamo y envueltas en un cilindro de tela. Cañón del S. XVIII Sistema de sujeción de un cañón naval francés de hierro del S. XVIII El cañón naval experimenta un importante avance en el siglo XVIII en el que se procede a una racionalización de las distintas clases para adaptarse a las limitaciones de espacio en los navíos. Así se eliminan los adornos de las piezas, se reduce la longitud de los cañones navales, a diferencia de los terrestres, que aumenta; sus cureñas se hacen más pequeñas para facilitar la colocación de las piezas en batería, evitando, además, excesos de peso que afectaran a la estabilidad del buque. Igualmente se extendió el uso de alzas para la puntería y se adoptó el sistema de cartucho que facilitaba la carga de los cañones. La cadencia de disparo variaba, según el calibre del cañón, entre 12 y 20 disparos por hora. Sin embargo, el mayor avance en ese periodo fue el sistema de sujeción de las piezas a la obra muerta. Un complejo sistema de poleas y cuerdas permitían reducir el retroceso de los cañones cuando eran disparados y facilitaban, una vez recargados, asomarlos a las portas y colocarlos en batería. Además, durante la navegación, ese sistema de cuerdas y poleas fijaban el cañón impidiéndole moverse en momentos de fuerte oleaje. La auténtica revolución en la artillería naval llega en la primera mitad del siglo XIX. En 1822, el coronel de artillería francés Paixhans publica el libro "Nouvelle force maritime" en el preveía que el futuro de las marinas sería el de los buques blindados movidos por vapor y de los proyectiles explosivos. Este coronel fue el primero en diseñar los proyectiles cilíndricos cargados de explosivos que sustituirían a las viejas balas esféricas y macizas. La primera constatación práctica de esta teoría se produjo en 1853 cuando la flota rusa, dotada de proyectiles del sistema Paixhans, destrozó a la flota turca en Sínope. Ello, unido a la aparición de los cañones de retrocarga, significó el paso decisivo en la historia de la marina de guerra. Para replicar al poder destructor de los proyectiles explosivos fue necesario blindar los barcos. Sección del Monitor Al quedar terminado el Monitor poseía un casco acorazado en forma de balsa por arriba, y con perfiladas líneas debajo el agua, estando armado con una torre giratoria central única en la que iban montados dos cañones Dahlgreen de 280 mm, de retrocarga y ánima lisa. El Monitor era capaz de disparar a todo su contorno gracias a la torre de que estaba provisto. Ello suponía un notable avance frente a los demás navíos acorazados de la época que aún seguían disponiendo el armamento en baterías a las bandas de forma que, en combate, sólo podían hacer fuego con la mitad de las piezas. Sin embargo, el sistema de torres no fue adoptado como estándar hasta la década de 1880. El aumento del calibre y peso de los cañones impedía moverlos a mano para colocarlos en posición de disparo, por lo que fue necesario dotarlos de un sistema de movimiento mecánico. Inicialmente el vapor producido por las calderas del buque era usado, mediante un sistema de tuberías, para mover los motores de la torre. Más adelante se sustituyó el vapor por la electricidad. Sección de la torre de un acorazado británico La configuración y diseño del navío de guerra había llegado ya a un grado de notable complejidad y, al aumentar paulatinamente el armamento secundario, tanto en número como en calibre, la mayor parte de la cubierta superior quedó ocupada por torres acorazadas. Tan escaso resultó el espacio que la Armada de los Estados Unidos introdujo las superpuestas. Este fue el caso de los buques de la clase Kearsarge, cuyas torres secundarias, donde iban montados dos cañones de 203 mm, fueron situadas encima de los montajes dobles de los cañones de 330 mm. Cañones del Kearsarge. Los cañones secundarios están montados sobre los principales El primer acorazado, el británico Dreadnought, montaba diez cañones de 305 mm en cinco torres dobles, y para asegurar un mayor fuego axial, extremo en el cual aún se insistía, se situaron dos de las cinco torres encima de los costados, y las otras tres fueron colocadas en la línea central (crujía), una a proa y dos a popa. No se montaron baterías secundarias, pues era poco probable su utilización, pero sí se conservaron las terciarias, contra los torpederos, en número de veinte cañones de 76 mm. El disparo a larga distancia presentaba otros problemas, sobre todo el de fuego oblicuo, teniendo que reforzarse notablemente el blindaje de las cubiertas para que resistieran el impacto de los proyectiles al caer en un ángulo más abierto. ¿Cómo se carga un cañón naval? Vídeo 3D figurando la recarga de los cañones del Yamato Os quejáis en WoWs de lo lentos que son (30 segundos). Pues calcula si hubiera que hacerlo a mano. El aumentó del peso de las torres llevó aparejada la reducción del número de éstas. Para compensar esta reducción se adoptó el sistema de colocarlas a crujía para permitir disparar por cualquiera de las bandas. Fue en 1908 cuando se adoptó el denominado sistema "Michigan", llamado así por el acorazado que lo introdujo, en el cual las piezas artilleras principales se colocaban en torres superpuestas a crujía en proa y popa. Crujía es la línea recta que atraviesa el buque de proa a popa. Este sistema perduró hasta después de la Segunda Guerra Mundial. El Michigan ADICIÓN A LO QUE HABÍA EN LA PÁGINA: A medida que el alcance máximo de los cañones aumentaba, cada vez era más difícil apuntar y acertar (eso me recuerda cada vez más a WOWs). Cuando los combates eran a corta distancia, 60 ó 70 metros en los viejos navíos de vela, apuntar no era complicado porque el blanco estaba muy cerca y era muy grande. Con los primeros buques blindados y hasta el surgimiento del Dreadnought, la distancia de combate solía ser entre 2.000 y 5.000 metros. Al nacer el acorazado con artillería principal monocalibre el asunto del apuntado se complicó y mucho. Acertar a 10.000 o más metros resultaba casi imposible. Para ver a tanta distancia, los directores de tiro tenían que colocarse más arriba. La consecuencia fue que las direcciones de tiro se elevaron surgiendo así las torres de pagoda japonesas o las torres de jaula o trípode de los acorazados estadounidenses. Los problemas a los que se enfrentaban los directores de tiro eran múltiples: 1.- Establecer la posición presente del blanco respecto al buque propio. 2.- Predecir la posición futura del blanco respecto al buque propio. Calcular los ángulos de adelanto. 3.- Estabilizar las distintas unidades. Contrarrestar los efectos del balance y cabeceo del buque propio. 4.- Calcular las correcciones necesarias para determinar la ronza y elevación de los cañones. 5.- Transmitir las órdenes a los cañones. Observar la caída de los piques y, de ser necesario, corregir las órdenes a los cañones. Como el tema es complicado y excedería de mis parcos conocimientos en la materia, os dejo un enlace de la Wikipedia que describe bien como se solucionó el problema. https://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_de_control_de_fuego_de_cañones_navales Montaje doble de 105 mm, antiaéreo, alemán, año 1935 La aparición de los aviones supuso una nueva amenaza para los buques de guerra y, como resultado, la aparición de una nueva clase de barcos: los portaviones. El problema radicaba en cómo hacer frente a esa nueva amenaza. Inicialmente se emplearon ametralladoras pero, a medida que los aviones eran capaces de volar a mayor altura, la efectividad de las ametralladoras desaparecía. La solución, a falta de cazas propios o como complemento de los mismos, fue el cañón antiaéreo. Dado que la posibilidad de obtener un impacto directo sobre el avión atacante era pequeña, los cañones antiaéreos formaban unas barreras haciendo estallar los proyectiles a diversa altura mediante detonadores programables. Tubos lanzatorpedos japonés de los años 40. Al entrar en escena el torpedo, los problemas defensivos se agudizaron a tal extremo que pusieron en peligro la misma existencia de los buques de guerra, hecho que ocurrió entre 1880 y 1910, aproximadamente. Una réplica defensiva inmediata fue colocar una red antitorpedo en torno al navío; luego se procuró aumentar la velocidad de los buques y por consiguiente su capacidad de maniobra, y, en fin, se instaló una batería terciaria de cañones destinada a destruir los torpederos antes de que pudieran entrar en acción. Más tarde se procedió a dividir el casco en numerosos compartimentos estancos longitudinales y transversales, para evitar el hundimiento tras el impacto de un torpedo; el perfeccionamiento de este sistema constituyó un gran paso adelante. Ciertamente no se evidenció que la amenaza del torpedo quedara superada, pero se estableció otro hecho innegable: desde entonces resultaría imposible que las grandes unidades de una flota atacasen a corta distancia una zona costera. Los primeros torpedos tenían una pequeña carga explosiva de pólvora de algodón y estaban impulsados por vapor. Su carrera o alcance máximo era de unos 2.000 metros. A finales de la primera guerra mundial el torpedo había evolucionado aumentándose su poder destructivo y la distancia de su recorrido que alcanzó los 8.000 metros. El diámetro estándar de los torpedos era de 533 mm en la mayoría de las marinas. El torpedo tradicional tenía ahora una serie de ventajas, como era la posibilidad de graduar su velocidad y carrera (a mayor velocidad, menor alcance y viceversa), la de alternar sistemas de propulsión (vapor y electricidad) y la de orientar la trayectoria. Sin embargo, tenía en su contra la estela, que los hacía fácilmente detectables, y su trayectoria rectilínea, de forma si el blanco estaba lejos o variaba de velocidad o rumbo, el torpedo fallaba. Fueron los japoneses y alemanes, durante la Segunda Guerra Mundial, los que encontraron soluciones. La Marina Imperial Japonesa centró sus investigaciones en dotar de mayor alcance a sus torpedos y eliminar la estela delatora. El producto fue el torpedo "Long Lance" de 610 mm. propulsados por oxigeno, que no dejaba estela, y cuyo alcance o autonomía duplicaba o, incluso, triplicaba el de las demás marinas. (Curiosamente, en WoWs, los torpedos japoneses dejan estela y su máxima distancia no es muy superior a otros). Los alemanes se centraron en torpedos que pudieran seguir al blanco. El resultado fueron los torpedos acústicos que seguían al blanco por el ruido emitido por las máquinas aunque cambiase de velocidad o de rumbo. Además crearon otro tipo de torpedos cuya carrera podía programarse de forma que cambiaba de rumbo zigzagueando hasta encontrar un blanco. Estos torpedos se emplearon básicamente en los ataques contra convoyes aliados donde, al navegar en formación, era más fácil alcanzar un objetivo. EDITADO: La mayor diferencia entre los destructores reales que sirvieron en la Segunda Guerra Mundial y los que aparecen en WoWs, aparte de otras, es la recarga de torpedos. En WoWs los destructores tienen recargas ilimitadas de torpedos mientras que en la realidad de la guerra mundial ningún destructor tenía recarga de torpedos. Eso de lanzar cautelarmente al humo o a las esquinas de las islas por si suena la flauta no existía. Había que lanzar sobreseguro y, una vez lanzados los torpedos, pues se acabó. ¡A hacer de cañoneros y luchar contra los otros destructores a tiro limpio! La única excepción al principio de la guerra eran los destructores japoneses que sí tenían otra recarga de torpedos. Si mi memoria no falla, tardaban 15 minutos en recargar antes de volver a las andadas. Alguna clases de destructores imperiales (no de La Guerra de las Galaxias sino del Mikado) podía hacer una tercera recarga (Vuelvo a citar de memoria que, a estas edades, ¡vaya usted a saber!). Sólo al final de la guerra algunos destructores aliados incluyeron la recarga de una segunda tanda de torpedos como el Fletcher (Hablo de memoria) COMPARATIVA ENTRE LOS TORPEDOS ESTÁNDAR DE LOS DESTRUCTORES JAPONESES Y ESTADOUNIDENSES AL PRINCIPIO DE LA GUERRA Modelo diámetro largo peso carga explosiva alcance Mark 15 (USA) 533 mm 7,32 m 1.743 kgrs 375 kgrs 5.500 m a 45 nudos 9.150 m a 33 nudos 13.700 m a 26 nudos Tipo 93 (Japón) 610 mm 9,03 m 2.700 kgrs 490 kgrs 20.000 m a 48 nudos 32.000 m a 40 nudos 40.000 m a 36 nudos Pues ya veis, en WoWs cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
  24. tanakaeltenaz

    La Mar Océana

    Ya he comprobado que no sale cortado ahora
  25. tanakaeltenaz

    La Mar Océana

    Ya he editado y quitado el formato del viejo Frontpage para páginas web. A ver como sale sin formato y si las fotos o texto salen cortados.