Kaskagorri

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Mensajes publicados por Kaskagorri


  1. hace 2 horas, Silencioso dijo:

    Bueno lo importante es que te guste. 

     

    Es un barco que dejaras en tu puerto, porque es unico y especial. Si lo complementas con el crucero Frances de tier 8, serán una pareja perfecta. Por un lado la precision del Japones, y por el otro la contundencia del frances. 

     

    Cuando quieras nos hacemos unas divisiones

    Los franceses los tengo abandonados, tengo el Friant jejejeje.

     

    En cuanto tenga un tiempo te busco ingame y probamos.

     

    Sobre quedarme el Amagi no se, compré el Atago en una oferta.

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  2. hace 10 minutos, Silencioso dijo:

    Y te ha gustado mas o no? 

    Es mucho más troll, me meto en el fregao sin complejos porque total, ya me tienen pintado así que más da, mucho movimiento y pewpewpew, torpedos y a correr.

     

    Me gusta jajajaja

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  3. hace 2 horas, Silencioso dijo:

    Eres temerario e impulsivo, te quiero en el clan! Jeje

     

    Si has puesto espoletas deberas dejar ese Capitan fijo en el barco, y lo antes posible ahorra o sube con libre para mejorar ocultamiento. Vas a hacer buenas partidas, compensa tu pobre ocultamiento con la precision de tus armas. Hasta que no saques ocultamiento defiende bases discretamente, juega mas en la distancia. No obstante en finales apretados, todos esos precisos cañones pondran en muchos apuros a los DD enemigos, pero hasta que no mejores el ocultamiento, ves prudente

    Desde el cambio, o duro un minuto o hasta el final pero casi siempre me llevo a alguien por delante jejejejeje

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  4. hace 8 minutos, Silencioso dijo:

    Yo lo desarrolle con los grandes por no tener la espoleta en el Capitan. Luego una vez lo recompre y le puse  Capitan propio con espoleta e incendio, le puse los de 155. Va mejor con estos últimos, la velocidad del proyectil aumenta considerablemente y eres letal para destructores y muy molesto para el resto. En resumen, 155 pero solo si tienes el Capitan adecuado. 

    Aprovechando que no cuesta doblones el reentreno he quitado ocultamiento y he puesto espoletas ¿cómo lo ves?

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  5. Se acabaron las ranked para mi, nivel 15, y cómo no tengo tier X pues para casita. Muy buenos porcentajes, creo que he perdido una partida con el Atago, con el Amagi, todo ganar.

     

    Me da que me voy a centrar en subir mis dos IJN de nivel VIII hasta el X a ver si la temporada que viene puedo jugar un poco más, Zao, Yamato, voy para allá.

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  6. Yo de Tier VII tengo al Myoko y al Schors y me encantan los dos, hay que jugarlos de formas diferentes y cada uno tiene sus virtudes y defectos, si tuviese que elegir elegiría al Myoko, me parece más versátil, tiene unos torpedos a 10 km que vienen muy bien para negar zonas y ejecutar ataques a despistados, buen incendiario, estoy a puntito de poder saltar al Mogami y tengo dudas de que hacer con él, es posible que me lo quede.

    Sobre el Schors, es como un miniacorazado, tiene una incendiaria infernal que puede amargarle la existencia a los acorazados, ya no te cuento como pilles a un destructor, una buena salva lo deja listo para la cuenta atrás. Mi táctica con él suele ser acercarme a las capturas junto a algún DD e intentar zumbar a los DD enemigos, cuando me ven y empiezan a lloverme proyectiles me retiro a más distancia y, si he sobrevivido al proceso, comienzo con cañoneo lejano, gracias a su recarga de 8 ss puedes aburrir a cualquiera. Con este también estoy a muy poco de poder pasar al Donskoy, no se si me lo quedaré. 

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  7. On 2/8/2018 at 21:52, tanakaeltenaz dijo:

     

    Ahora toca un nuevo tema: Barcos gafes

     

    El paradigma. Destructor USS William D. Porter (DD 579)

     

     

    Los marinos son gente muy supersticiosa y creen que determinadas cosas pueden traer mala suerte al barco y la tripulación. Hasta bien entrado el siglo XIX se creía que una mujer a bordo del buque era signo de mal agüero para cualquier marino y su barco. Más adelante, cuando se puso de moda estrellar una botella de champán en las botaduras, el hecho de que ésta no se rompiese al ser golpeada contra el casco lo convertía en un buque maldito.

     

    Sin embargo, pocos buques han sido un compendio tan extenso de mala suerte y chapuza tras chapuza como el USS William D. Porter, llamado así en homenaje al Comodoro Porter, jefe de la flota de la Unión durante la Guerra de Secesión. El USS William D. Porter era conocido familiarmente en la flota como Willie Dee. Los hechos son verídicos, aunque yo le haya dado una mano cómica al relato. Este destructor pertenecía a la clase Fletcher siendo puesto en quilla el 7 de mayo de 1942, botado  el 27 de septiembre de 1942 y entrando en servicio el 6 de julio de 1943. No confundir con el USS Porter, de la clase Porter hundido en 1942 por el submarino japonés I-16

     

    Su botadura fue de lo más normal y nada presagiaba su breve, aciaga e infortunada carrera. Al menos la botella de champán se rompió. Una vez entrado en servicio, paso varias semanas en ejercicios navales donde, que se sepa, no ocurrió nada fuera de lo normal teniendo en cuenta que su capitán, Wilfred A. Walter, y su tripulación eran novatos.

     

    Botadura

     

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    A principios de noviembre de 1943, el buque recibió órdenes para su primera misión. Debía navegar con silencio de radio hasta determinadas coordenadas y reunirse con otros buques para una misión secreta. Tanta emoción debía embargar a la novata tripulación que alguien se olvidó de sujetar bien el ancla en el escobén de forma que ésta quedó sobresaliendo y, en la maniobra de desatraque, el ancla se enganchó con el costado de otro destructor de su misma clase llevándose por delante los botes salvavidas y otras piezas. Al infortunado capitán Walter sólo le quedó la opción de farfullar unas disculpas mientras salía de puerto colorado como un tomate.

     

    El día 13 llegó a las coordenadas indicadas y descubrió que su misión era escoltar con otros buques al USS Iowa que llevaba al presidente Franklin D. Roosevelt y al Secretario de Estado Cordell Hull a las conferencias de El Cairo y Teherán. Reunidos todos los buques, comenzó una peligrosa travesía por el Atlántico, plagado de submarinos alemanes. Willie Dee, junto con los demás destructores, se situó en el perímetro exterior para proporcionar protección antiaérea y antisubmarina al Iowa.

     

    Como la travesía se hacía monótona, el intrépido capitán Walter ordenó unos ejercicios simulados de cargas de profundidad. En estos ejercicios se lanzaban cargas de profundidad simuladas y se entrenaba a la tripulación para cargar y lanzar lo más rápido posible. Pero la mala suerte, por no decir negligencia, perseguía al buque. Una de las cargas preparadas no había sido desactivada e, inexplicablemente, salió rodando por la cubierta cayendo al mar y detonando a gran profundidad. El sonido de la explosión fue oído por los sónares de toda la flota y se desató la histeria. Se daba por sentado que debía haber submarinos alemanes en la zona y comenzaron las locas maniobras evasivas con las sirenas de alerta máxima. Cuando volvió la calma y se descubrió lo sucedido, el comandante de la flota llamó a bordo del Iowa al capitán del Willie Dee y lo puso a caer de un burro, ordenándole que cesaran los desatinos de la tripulación del buque. ¡Todo fue Inútil!  Durante la travesía estalló una intensa tormenta y una fuerte ola impactó contra el Willie Dee inundando el cuarto de calderas y arrojando un hombre al mar. Como la misión era secreta, no se realizaron tareas de rescate mientras que el infortunado destructor perdió velocidad, obligando a la flota a reducir marcha hasta que se solucionó el problema, aumentando mientras tanto el riesgo de torpedeamiento por submarinos. En fin, que a bordo todo debía ser dulzura, paz y amor, como dijo no sé qué poeta.

     

    Más adelante, a petición de Roosevelt, la flota comenzó un ejercicio de capacidad antiaérea sin que en el Porter pasara nada fuera de lo normal para alivio del capitán Walter mosqueado por la advertencia del Almirante King. Luego, para complacer a Roosevelt, se inició un ejercicio de lanzamientos de torpedos en el que participó toda la flota. Como para realizar los cálculos de lanzamiento era necesario un blanco, se propuso que el Iowa fuese el blanco y, de paso, el acorazado haría una demostración de su capacidad para evadir torpedos. Nada ocurrió hasta que llegó el turno al William D. Porter y aquí comenzó una cadena de chapuzas en tan poco tiempo que sería difícil igualar el récor.

     

    En estos ejercicios se usaban torpedos a los que se había desactivado su espoleta. El Porter lanzó un torpedo… dos… pero al tercero hubo un sonido delator de un torpedo activado. ¡Al torpedero Dawson se le había olvidado desactivarlo! Por si las moscas no se lanzó el cuarto. Como había estrictas órdenes de no romper el silencio de radio, el capitán Walter ordenó al señalero del buque que, mediante el telégrafo de luces, enviara el mensaje de que había un torpedo activado dirigiéndose al Iowa y que el acorazado diera atrás toda. Bien sea por la bisoñez del señalero, bien por su nerviosismo, bien por ambas cosas, el señalero dio mensajes contradictorios. Primero indicó que había un torpedo alejándose del Iowa. Luego para corregir dijo que el Porter iba atrás toda… La cara de perplejidad en el puente del Iowa debía ser memorable. Como en el Iowa no reaccionaban ante tan confusos mensajes, Walter rompió el silencio de radio y, menos mal, transmitió correctamente el mensaje. El Iowa cambió de rumbo y el torpedo detonó en su estela a unos mil metros.

     

    Se cuenta que Roosevelt, que como todos sabéis estaba en silla de ruedas, pidió a los hombres del Servicio Secreto que lo acercaran a la borda para ver la explosión. El viraje tan pronunciado y rápido del acorazado con toda la caña metida por poco lo tira por la borda a no ser por la efectiva actuación de la escolta que lo impidió. Roosevelt se tomó el incidente con humor sabiendo que un solo torpedo no podía hundir el acorazado. Quienes no lo vieron como una anécdota fueron los demás marinos que consideraron a los tripulantes del Porter como presuntos traidores por haber lanzado un torpedo contra el presidente. La cara de pánico de la tripulación del Porter cuando vieron las torres del Iowa y otros buques apuntado directamente al destructor debieron ser antológicas.

     

    USS Porter

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    Al Porter se le ordenó que abandonara el convoy para dirigirse a las islas Bermudas. Una vez arribados allí, toda su tripulación fue arrestada por un destacamento de marines y sometidos a consejo de guerra. Por primera vez en la historia naval de los estados Unidos, una tripulación completa iba a ser juzgada. Para que no transcendiera a la opinión pública, el juicio fue secreto y las condenas fueron lo más duras posibles de acuerdo con los hechos. Los oficiales fueron separados del servicio en buques y destinados a puestos en tierra. El torpedero Dawson fue condenado a 14 años de trabajos forzados. Sin embargo, Roosevelt firmó un indulto presidencial y rebajó sensiblemente la pena de Dawson al creer que era exagerada dado el poco riesgo que había supuesto para él.

     

    Además de su tripulación, el propio navío fue desterrado al teatro de operaciones de las Aleutianas, considerado un castigo por quienes eran destinados allí. Desde ese momento el Porter fue el hazmerreír de la flota. Bajo el mando del comandante Charles M. Kayes, el Porter patrulló en lucha antisubmarinas las islas Aleutianas esperando, con el cambio, hacer desaparecer su mal de ojo. En este periodo el Porter reclamó haber hundido una lancha torpedera japonesa y derribado un bombardero Betty. Esperemos que no hubiera hundido una ballena y derribado una gaviota. Así permaneció un año.

     

    El USS Porter en las Aleutianas

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    A medida que la guerra se acercaba más a Japón, todos los buques disponibles eran necesarios para proteger la flota de los Kamikazes y se decidió enviarlo a la campaña de Leyte, creyendo que la larga estancia en el infierno ártico sin incidentes había conjurado la maldición que caía sobre el barco. ¡Qué error! Durante la alegría por el fin del destierro, un marino borracho decidió dar al botón de disparo de un cañón de Willie Dee. Mala suerte. El cañón estaba cargado y, además, apuntaba a la casa del comandante de la base que, en ese momento, estaba celebrando una fiesta con su familia y las familias de otros oficiales. Afortunadamente no hubo desgracias personales pero las infortunadas plantas y flores de la esposa del comandante quedaron malparadas, así como todo el jardín. (Es verídico aunque suene a chiste) El Porter se ganó aún más el título de hazmerreír de la flota.

     

    El buque no llegó a tiempo para participar en la decisiva Batalla de Leyte, pero logró, en los días siguientes, contribuir a la defensa de los transportes de ataque de los Estados Unidos frente a los kamikazes japoneses. La estancia del USS William D. Porter entre tanto buque que conocía sus andanzas fue un calvario para aquél ya que los demás marinos les gastaban bromas crueles. Como todos sabemos Roosevelt pertenecía al Partido Demócrata y para fastidiar a la tripulación del Porter, los demás marinos al acercarse a éste gritaban ¡No disparen, somos republicanos! o ¡No disparen, hemos votado a Willkie! (Willkie había sido el candidato republicano en las elecciones de 1940 que perdió ampliamente frente a Roosevelt)

     

    Luego de Leyte fue enviado a Okinawa para bombardear, junto a otros buques, las playas donde desembarcarían las tropas y, más adelante, las posiciones japonesas. Aquí volvió a dar muestras de su pericia y disparó al USS Luce, otro destructor de la clase Fletcher, averiándolo. Como castigo, se envió a la parte exterior del perímetro a realizar labores antiaéreas contra los kamikazes. Aquí se lució porque derribo varios kamikazes y, de propina, tres aviones americanos.

     

    El día 10 de junio de 1945 vio su última acción. En unión de otros destructores estaban repeliendo los cada vez más insistentes kamikazes derribando a cinco de ellos. Sin embargo, un anticuado bombardero en picado Aichi D3A1 “VAL” (que tantos éxitos dieron al Japón en los albores de la guerra) se coló sin ser detectado por los radares (estaba hecho básicamente de madera y tela) y se lanzó al ataque de los destructores. En el último momento se desvió de su objetivo inicial y se abalanzó sobre el Porter. Éste maniobró para zafarse y lo logró porque el kamikaze se estrelló en el mar a pocos metros de su casco. Mientras los marinos celebraban el derribo, el avión había seguido su trayectoria bajo el mar detonando muy cerca del casco del Willie Dee. La onda expansiva alcanzó el casco del destructor, levantando al Porter varios metros sobre el agua. En ese momento la tripulación actuó como nunca antes lo había hecho. Con perfecta sincronización estuvieron tres horas combatiendo los fuegos e inundaciones. Cuando el capitán vio que era imposible salvar el barco, ordenó evacuarlo, lo que se hizo en 12 minutos. El capitán, como debe ser, fue el último en abandonar el moribundo navío. Pocos minutos más tarde, con la proa arriba, bajó a las profundidades sin apenas bajas.

     

    Los últimos momentos del USS William D. Porter.

     

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    Me han dado hasta penita, pobres

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